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¡Cristo ha resucitado!
Y la cruz, la de muerte,
Aquella en la que lo clavaron
Hecha añicos por Dios
En fuego de vida se ha transformado.
¡Aleluyas trae el viento!
Las lágrimas se han secado,
Pues las manos de Dios
Del sepulcro han levantado
A Jesús el Nazareno.
Al que creían muerto y enterrado.
El sepulcro está vacío
Las mujeres lo comprobaron.
Un ángel les dio la noticia
De que había resucitado.
¡Salga el sol!
¡Llegue el día!
Cambiemos la tristeza
Por alegría.
Ropas blancas
Portan estos túnicos,
Claridad de alba
Con capas de verde único,
De esperanza y alegría
De luz y felicidad.
Ya amanece el nuevo día.
Ya es hora de caminar.
Y respondiendo a su llamada: “quién quiera seguirme, tome su
cruz y me siga”, tomamos la cruz en nuestras manos. Y la que
fuera cruz pesada y dura, cruz de muerte; se transforma en cruz
de vida, bastón ligero para hacer el camino. Y lo que fuera túnica