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Susan Sontag (1933-2004)
'Su gran aporte consstió en Silone, Morante, Pavese, Levi), No the casual que su primera pre-
revelar el valor de lo popular, la pero su interés por Latinoamérica gunta, al sentarme con ella y
importancia de lo que parecia the iniciático. Fue Straus quien Straus, fuera: 'i,Que opinas de la
menos importante, el cine, la rescató del anonimato a la chilena relaciOn entre Hegel y
moda, la cursileria' Maria Luisa Bombal y redescubriO Feuerbach?. Esto, que en otra per-
para la lengua inglesa a! brasileño sona hubiese infundido pavor a
Por Carlos Fuentes (*) Machado de Assis, además de quien lo escuchase, no dejO, en
encargarse de las ediciones popu- efecto, de alarmarme, si no me
ConocI a Susan Sontag una lares de Alejo Carpentier. hubiese dado cuenta, en el acto,
asoleada tarde de julio de 1963 en que Susan Sontag planteaba toda
Nueva York. Mi editor norteamer- Ahora entraba yo a la legion liter- relación de amistad a partir del
icano, Roger Straus (desaparecido aria de Straus, pero él, aquel respeto y el desaflo a la inteligen-
en 2004), me invitO a comer a! caluroso dIa de verano, me cia del otro. No se trataba, en real-
Hotel Stanhope en la Quinta preparaba una singular sorpresa: idad, de hablar de dos filósofos
Avenida. Por ser dia de calor, el conocer a Susan Sontag, que alemanes, sino de establecer de
hotel habia dispuesto un café al jamás perteneceria a legion algu- inmediato el nivel de la amistad
aire libre en la acera frente al na, pues era duefla de una individ- como una forma de la inteligencia.
Museo Metropolitano. ualidad que, pronto lo supe, era el 0 viceversa.
ancla profunda y poderosa de su
Busqué la cabeza blanca y rizada enorme capacidad para llegar con Que ese imnenso talento de Susan
de Straus, un hombre seductor, entereza intelectual a los dominios Sontag no se detenja en la razón,
con un toque de dandy neoy- compartidos: la comunidad, la sino que comprendia al corazón, to
orquino de los afios treinta, una sociedad, la polis, los otros. llegué a entender a lo largo de una
nsa domeflada y una mirada amistad que, si no the todo lo fre-
traviesa. Al tenninar la segunda ParecIa una heroina bIblica. Muy cuente que yo hubiese deseado,
guerra mundial, Roger habia alta. Muy morena. Larga cabellera siempre the estelar, un verdadero
adquindo la firma Farrar, Straus y negra. Sonrisa como un regalo collar de discretas joyas llamadas
se habia distinguido, rara avis, por que no una concesión- de su fun- imaginación, informaciOn, curiosi-
la atención prestada a autores damental seriedad. Ojos negros y dad, calor humano y, sobre todo,
extranjeros. perpetuamente interrogantes. Y el la convicción profunda de que la
cerebro más rápido e intransigente literatura es el aposento de una
La nueva literatura italiana era su que me ha cabido, en vida, sensibilidad verbal sin la cual
conocer.
(Moravia,
preferido
terreno desertamos del don mayor de los
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