Page 305 - El Señor de los Anillos
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en ti, que sale a la superficie. ¡Te deseo mucha suerte! Dio media vuelta y miró
      por la ventana, tratando de tararear una canción.
        —Nunca te lo agradeceré bastante, Bilbo, esto y todas tus bondades pasadas
      —dijo Frodo.
        —¡Pues no lo intentes! —dijo el viejo hobbit, y volviéndose palmeó a Frodo
      en la espalda—. ¡Huy! —gritó—. ¡Estás demasiado duro ahora para palmearte!
      Pero escúchame: los hobbits tienen que estar siempre unidos y especialmente los
      Bolsón.  Todo  lo  que  te  pido  a  cambio  es  esto:  cuídate  bien,  tráeme  todas  las
      noticias que puedas y todas las viejas canciones e historias que encuentres. Haré
      lo posible por terminar el libro antes que vuelvas. Me gustaría escribir el segundo
      volumen, si vivo bastante.
        Se interrumpió y se volvió otra vez a la ventana canturreando:
       Me siento junto al fuego y pienso
       en todo lo que he visto,
       en flores silvestres y mariposas
       de veranos que han sido.
       En hojas amarillas y telarañas,
       en otoños que fueron,
       la niebla en la mañana, el sol de plata
       y el viento en mis cabellos.
       Me siento junto al fuego y pienso
       cómo el mundo será,
       cuando llegue el invierno sin una primavera
       que yo pueda mirar.
       Pues hay todavía tantas cosas
       que yo jamás he visto:
       en todos los bosques y primaveras
       hay un verde distinto.
       Me siento junto al fuego y pienso
       en las gentes de ayer,
       y en gentes que verán un mundo
       que no conoceré.
       Y mientras estoy aquí sentado
       pensando en otras épocas
       espero oír unos pasos que vuelven
       y voces en la puerta.
        Era un día frío y gris de fines de diciembre. El viento del este soplaba entre
      las  ramas  desnudas  de  los  árboles  y  golpeaba  los  pinos  oscuros  de  las  lomas.
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