Page 1086 - El Señor de los Anillos
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esbelta estaba coronada por un pequeño racimo de flores, cuyos pétalos blancos
      resplandecían como la nieve al sol. Aragorn exclamó entonces:
        —Ye! utúvienyest! ¡Lo he encontrado! ¡Mira! Un retoño del más anciano de
      los Arboles. Mas ¿cómo ha crecido aquí? Porque no ha de tener ni siete años.
        Y Gandalf se acercó, y lo miró, y dijo:
        —Es  en  verdad  un  retoño  de  la  estirpe  de  Nimloth  el  hermoso;  semilla  de
      Galathilion, fruto de Telperion, el más anciano de los Arboles, el de los muchos
      nombres. ¿Quién puede decir cómo ha llegado aquí, a la hora señalada? Pero este
      lugar es un antiguo sagrario, y antes de la extinción de los Reyes, antes que el
      Árbol  se  agostara  en  el  Patio,  uno  de  sus  frutos  fue  sin  duda  depositado  aquí.
      Porque aunque se ha dicho que el fruto del Árbol rara vez madura, la vida que
      late  en  él  puede  permanecer  aletargada  largos  años,  y  nadie  puede  prever  el
      momento en que habrá de despertar. Recuerda mis palabras. Porque si alguna
      vez un fruto del Árbol entra en sazón, tendrás que plantarlo, para que la estirpe no
      desaparezca del mundo para siempre. Aquí sobrevivió, escondido en la montaña,
      mientras la estirpe de Elendil sobrevivía oculta en los desiertos del Norte. Pero la
      de Nimloth es más antigua que la tuya, Rey Elessar.
        Entonces  Aragorn  posó  suavemente  la  mano  en  el  retoño,  y  he  aquí  que
      parecía  estar  apenas  hundido  en  la  tierra,  y  lo  levantó  sin  dañarlo,  y  lo  llevó
      consigo  a  la  ciudadela.  Y  el  Árbol  marchito  fue  arrancado  de  raíz,  pero  con
      reverencia;  y  no  lo  quemaron:  lo  llevaron  a  Rath  Dínen,  y  allí  lo  depositaron,
      para que reposara en el silencio. Y Aragorn plantó el árbol nuevo en el patio al
      pie del Manantial, y pronto empezó a crecer, vigoroso y lozano, y cuando llegó el
      mes de junio estaba cubierto de flores.
        —La señal ha llegado —dijo Aragorn, y el día ya no está lejos.
        Y apostó centinelas en las murallas.
        Era  la  víspera  del  Solsticio  de  Verano,  y  unos  mensajeros  llegaron  desde
      Amon Dîn a la ciudad, anunciando que una espléndida cabalgata venía del norte,
      y se acercaba a los muros del Pelennor. Y el Rey dijo:
        —Han llegado al fin. Que toda la ciudad se prepare.
        Y esa misma noche, víspera del Día de Pleno Verano, cuando el cielo era
      azul como el zafiro y las estrellas blancas aparecían en el este, y el oeste era
      todavía dorado, y el aire fragante y fresco, los jinetes llegaron por el camino del
      norte a las Puertas de Minas Tirith. A la cabeza cabalgaban Elrohir y Elladan con
      un estandarte de plata; los seguían Glorfindel y Erestor y la gente de la casa de
      Rivendel,  y  detrás  de  ellos  venían  la  Dama  Galadriel  y  Celeborn,  Señor  de
      Lothlórien, montados en corceles blancos, con mantos grises, y gemas blancas en
      los cabellos; y por último el Señor Elrond, poderoso entre los elfos y los hombres,
      llevando  el  cetro  de  Annúminas,  y  junto  a  él,  montada  en  un  palafrén  gris,
      cabalgaba la hija de Elrond, Arwen, Estrella de la Tarde de su pueblo.
        Y Frodo al verla llegar resplandeciente a la luz del atardecer, con las estrellas
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