Page 1081 - El Señor de los Anillos
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se  adelantaron  entonces  Faramir  y  Húrin  de  las  Llaves,  y  sólo  ellos,  aunque
      cuatro hombres iban detrás luciendo el yelmo de cimera alta y la armadura de la
      ciudadela, y transportaban un gran cofre de lebethron negro con guarniciones de
      plata.
        Al encontrarse con Aragorn en el centro del círculo, Faramir se arrodilló ante
      él y dijo:
        —El último Senescal de Gondor solicita licencia para renunciar a su mandato.
      —Y  le  tendió  una  vara  blanca;  pero  Aragorn  tomó  la  vara  y  se  la  devolvió,
      diciendo:
        —Tu mandato no ha terminado, y tuyo será y de tus herederos mientras mi
      estirpe no se haya extinguido. ¡Cumple ahora tus obligaciones! Entonces Faramir
      se levantó y habló con voz clara:
        —¡Hombres de Gondor, escuchad ahora al Senescal del Reino! He aquí que
      alguien ha venido por fin a reivindicar derechos de realeza. Ved aquí a Aragorn
      hijo de Arathorn, jefe de los Dúnedain de Arnor, Capitán del Ejército del Oeste,
      portador de la Estrella del Norte, el que empuña la Espada que fue forjada de
      nuevo, aquel cuyas manos traen la curación, Piedra de Elfo, Elessar de la estirpe
      de Valandil, hijo de Isildur, hijo de Elendil de Númenor. ¿Lo queréis por Rey y
      deseáis que entre en la ciudad y habite entre vosotros?
        Y el Ejército todo y el pueblo entero gritaron sí con una sola voz.
        Y Ioreth le dijo a su prima:
        —Esto  no  es  más  que  una  de  las  ceremonias  de  la  ciudad,  prima;  porque
      como te iba diciendo, él ya había entrado; y me dijo… —Y en seguida tuvo que
      callar, porque Faramir hablaba de nuevo.
        —Hombres  de  Gondor,  los  sabios  versados  en  las  tradiciones  dicen  que  la
      costumbre de antaño era que el Rey recibiese la corona de manos de su padre,
      antes que él muriera; y si esto no era posible, él mismo iba a buscarla a la tumba
      del padre; no obstante, puesto que en este caso el ceremonial ha de ser diferente,
      e  invocando  mi  autoridad  de  Senescal,  he  traído  hoy  aquí  de  Rath  Diñen  la
      corona de Earnur, el último Rey, que vivió en la época de nuestros antepasados
      remotos.
        Entonces los guardias se adelantaron, y Faramir abrió el cofre, y levantó una
      corona antigua. Tenía la forma de los yelmos de los Guardias de la Ciudadela,
      pero era más espléndida y enteramente blanca, y las alas laterales de perlas y de
      plata  imitaban  las  alas  de  un  ave  marina,  pues  aquél  era  el  emblema  de  los
      Reyes venidos de los Mares; y tenía engarzadas siete gemas de diamante, y alta
      en el centro brillaba una sola gema cuya luz se alzaba como una llama.
        Aragorn tomó la corona en sus manos, y levantándola en alto, dijo:
        —Et  Eärello  Endorenna  utúlien.  Sinome  maruvan  ar  Híldinyar  tenn’Ambar-
      metta!
        Eran las palabras que había pronunciado Elendil al llegar a los Mares en alas
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