Page 1090 - El Señor de los Anillos
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                    Numerosas separaciones
      C uando al fin terminaron los días de regocijo, los Compañeros pensaron en el
      regreso. Y Frodo fue a ver al Rey, y lo encontró sentado junto al Manantial con la
      Reina Arwen; y ella cantaba una canción de Valinor, y mientras tanto el Árbol
      crecía  y  florecía.  Recibieron  de  buen  grado  a  Frodo,  y  se  levantaron  para
      saludarlo; y Aragorn dijo:
        —Sé lo que has venido a decirme, Frodo: deseas volver a tu casa. Y bien,
      entrañable  amigo,  el  árbol  crece  mejor  en  la  tierra  de  sus  antepasados;  pero
      siempre serás bienvenido en todos los países del Oeste. Y aunque en las antiguas
      gestas  de  los  grandes  tu  pueblo  haya  conquistado  poca  fama,  de  ahora  en
      adelante tendrá más renombre que muchos vastos reinos hoy desaparecidos.
        —Es  verdad  que  deseo  volver  a  la  Comarca  —dijo  Frodo—.  Pero  antes
      quiero  pasar  por  Rivendel.  Porque  si  bien  nada  pudo  faltarme  en  días  tan
      colmados de bendiciones, he echado de menos a Bilbo; y en verdad me quedé
      triste cuando vi que no llegaba con la comitiva de Elrond.
        —¿Acaso te ha sorprendido, Portador del Anillo? —dijo Arwen—: Porque tú
      conoces el poder del objeto que ha sido destruido; y todo cuanto fue creado por él
      está desapareciendo ahora. Pero tu pariente tuvo el Anillo más tiempo que tú, y
      ahora es un anciano para los suyos; y te espera, pues ya nunca más hará un largo
      viaje, excepto el último.
        —En ese caso pido licencia para partir cuanto antes —dijo Frodo.
        —Partiremos  dentro  de  siete  días  —dijo  Aragorn—.  Porque  yo  haré  con
      vosotros  buena  parte  del  camino,  hasta  el  país  de  Rohan.  Dentro  de  tres  días
      regresará Eomer y se llevará a Théoden a que repose en la Marca, y nosotros lo
      acompañaremos  para  honrar  al  caído.  Pero  ahora,  antes  de  tu  partida,  deseo
      confirmarte lo que antes te dijo Faramir: eres libre para siempre en el reino de
      Gondor,  al  igual  que  todos  tus  compañeros.  Y  si  hubiera  presentes  dignos  de
      vuestras  hazañas,  os  los  daré;  pero  si  deseáis  alguna  cosa,  podéis  llevarla;  y
      cabalgaréis con los honores y la pompa de los príncipes de este reino.
        Pero la Reina Arwen dijo:
        —Yo  te  haré  un  regalo.  Porque  soy  la  hija  de  Elrond.  No  partiré  con  él
      cuando se encamine a los Puertos porque mi elección es la de Lúthien, y como
      ella he elegido a la vez lo dulce y lo amargo. Pero tú podrás partir en mi lugar,
      Portador del Anillo, si cuando llegue la hora ése es tu deseo. Si los daños aún te
      duelen, y si la carga aún te pesa en la memoria, podrás cruzar al Oeste, hasta que
      todas tus heridas y pesares hayan cicatrizado. Pero ahora lleva esto en recuerdo
      de Piedra de Elfo y de Estrella de la Tarde, que ya siempre serán parte de tu
      vida.
        Y  quitándose  una  gema  blanca  como  una  estrella  que  le  pendía  sobre  el
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