Page 1092 - El Señor de los Anillos
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De  aquella  cabalgata  participaban  también  la  Reina  Arwen,  y  Celeborn  y
      Galadriel con su gente, y Elrond y sus hijos; y los príncipes de Dol Amroth y de
      Ithilien, y numerosos capitanes y caballeros. Jamás un Rey de la Marca había
      marchado con un séquito como el que acompañó a Théoden hijo de Thengel a la
      tierra de los antepasados.
        Sin prisa y en paz atravesaron Anórien, y llegaron al Bosque Gris al pie del
      Amon Dîn; y allí oyeron sobre las colinas un redoble como de tambores, aunque
      no se veía ninguna criatura viviente. Entonces Aragorn hizo sonar las trompetas;
      y los heraldos pregonaron:
        —¡Escuchad! ¡Ha venido el Rey Elessar! ¡A Ghan-bûri-Ghan y a los suyos
      les da para siempre el Bosque de Drúadan; y que en adelante ningún hombre
      entre ahí si ellos no lo autorizan!
        El redoble de tambores creció un momento, y luego calló.
      Por  fin  y  al  cabo  de  quince  jornadas  el  carruaje  que  transportaba  al  Rey
      Théoden  cruzó  los  prados  verdes  de  Rohan  y  llegó  a  Edoras;  y  allí  todos
      descansaron. El Palacio de Oro había sido engalanado con hermosas colgaduras
      y  había  luces  en  todas  partes,  y  en  aquellos  salones  se  celebró  el  festín  más
      fastuoso que allí se hubiera conocido. Porque pasados tres días, los Hombres de la
      Marca  prepararon  los  funerales  de  Théoden,  y  lo  depositaron  en  una  casa  de
      piedra con las armas y muchos otros objetos hermosos que él había tenido, y
      sobre  la  casa  levantaron  un  gran  túmulo,  y  lo  cubrieron  de  arriates  de  hierba
      verde y de blancos nomeolvides. Y ahora había ocho túmulos en el ala oriental
      del Campo Tumulario.
        Entonces los Jinetes de la Escolta del Rey cabalgaron alrededor del túmulo
      montados  en  caballos  blancos,  y  cantaron  a  coro  una  canción  que  la  gesta  de
      Théoden hijo de Thengel había inspirado a Gléowine, el hacedor de canciones, y
      que  fue  la  última  que  compuso  en  vida.  Las  voces  lentas  de  los  jinetes
      conmovieron  aun  a  aquellos  que  no  comprendían  la  lengua  del  país;  pero  las
      palabras de la canción encendieron los ojos de la gente de la Marca, pues volvían
      a oír desde lejos el trueno de los cascos del Norte, y la voz de Eorl elevándose
      por encima de los gritos y el fragor de la batalla en el Campo de Celebrant; y
      proseguía  la  historia  de  los  Reyes,  y  el  Cuerno  de  Helm  resonaba  en  las
      montañas, hasta que caía la oscuridad, y el Rey Théoden se erguía y galopaba
      hacia el fuego a través de la Sombra, y moría con gloria y esplendor mientras el
      sol, retornando de más allá de la esperanza, resplandecía en la mañana sobre el
      Mindolluin.
       Salido de la duda, libre de las tinieblas,
       cantando al Sol galopó hacia el amanecer, desnudando la espada:
       Encendió una nueva esperanza, y murió esperanzado;
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