Page 1160 - El Señor de los Anillos
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perdieron al final de la Primera Edad. La historia completa de todas estas cosas,
      y  mucho  más  relacionado  con  los  Elfos  y  los  Hombres,  se  cuenta  en  El
      Silmarillion.
        Los hijos de Eärendil fueron Elros y Elrond, los Peredhil o Medio Elfos. Sólo
      en ellos se preservó la línea de los heroicos capitanes de los Edain de la Primera
      Edad; y después de la caída de Gil-galad, sólo los descendientes de los Altos Elfos
      representaron en la Tierra Media este linaje.
        Al fin de la Primera Edad los Valar pidieron a los Medio Elfos una elección
      irrevocable  entre  ambos  linajes:  tenían  que  pertenecer  a  uno  o  a  otro.  Elrond
      escogió la especie de los Elfos, y se convirtió en maestro de sabiduría. A él, por
      tanto,  se  le  concedió  la  misma  gracia  que  a  los  Altos  Elfos  que  todavía  se
      demoraban  en  la  Tierra  Media:  que  cuando  por  fin  se  cansaran  de  las  tierras
      mortales,  podrían  embarcarse  en  los  Puertos  Grises  y  trasladarse  al  Extremo
      Occidental; y esta gracia se continuó después del cambio del mundo. Pero a los
      hijos  de  Elrond  también  se  les  dio  a  elegir:  abandonar  con  él  los  círculos  del
      mundo; o, si no, volverse mortales y morir en la Tierra Media. Para Elrond, por
      tanto, todos los azares de la Guerra del Anillo estaban cargados de dolor.
        Elros  escogió  pertenecer  a  la  especie  de  los  Hombres  y  quedarse  con  los
      Edain; pero se le concedió una larga vida, muchas veces más larga que la de los
      hombres  ordinarios.  Como  recompensa  por  lo  sufrido  en  la  causa  contra
      Morgoth, los Valar, los Guardianes del Mundo, concedieron a los Edain una tierra
      donde vivir, apartada de los peligros de la Tierra Media. La mayor parte de ellos,
      por tanto, navegó por el Mar, y guiados por la Estrella de Eärendil llegaron a la
      gran Isla de Elenna, al extremo oeste de las Tierras Mortales. Allí fundaron el
      reino de Númenor.
        En  medio  de  la  tierra  había  una  alta  montaña,  la  Meneltarma,  y  desde  su
      cima los de vista penetrante podían avistar la torre blanca del Puerto de los Eldar
      en  Eressëa.  Desde  allí  los  Eldar  visitaban  a  los  Edain  y  los  enriquecían  con
      conocimientos y múltiples regalos; pero una orden habían impuesto los Valar a
      los Númenóreanos, la "Prohibición de los Valar": les estaba vedado navegar hacia
      el oeste perdiendo de vista sus propias costas, o intentar poner pie en las Tierras
      Imperecederas.
        Porque aunque se les había concedido una larga vida, en un comienzo tres
      veces la de los Hombres ordinarios, tenían por fuerza que seguir siendo mortales,
      pues no les estaba permitido a los Valar quitarles el Don de los Hombres (o el
      Destino de los Hombres, como se lo llamó después).
        Elros  fue  el  primer  Rey  de  Númenor,  conocido  luego  por  el  nombre  alto
      élfico  de  Tar-Minyatur.  Los  descendientes  de  Elros  tuvieron  larga  vida,  pero
      siguieron siendo mortales. Más tarde, cuando se volvieron poderosos, lamentaron
      amargamente la elección que había hecho Elros, pues deseaban la inmortalidad
      en el curso de la vida del mundo, que era el hado de los Eldar, y murmuraron
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