Page 1197 - El Señor de los Anillos
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no  te  culpo.  Pero  tienes  ahora  una  grave  deuda  conmigo,  y  me  someterás  tu
      libertad hasta el fin de tus días'. 'Entonces Eorl lo montó y Felaróf se sometió; y
      Eorl cabalgó en él de vuelta a su casa sin embocadura ni riendas; y siempre en
      adelante  cabalgó  en  él  de  ese  modo.  El  caballo  comprendía  todo  cuanto  los
      hombres decían, pero no permitía que nadie lo montara, salvo Eorl. En Felaróf
      cabalgó Eorl al Campo de Celebrant; porque la vida de ese caballo fue tan larga
      como  la  de  los  Hombres,  y  lo  mismo  la  de  sus  descendientes.  Eran  éstos  los
      mearas, que no soportaban a nadie salvo al Rey de la Marca o a sus hijos, hasta
      el tiempo de Sombragris. Dijeron  los  hombres  de  ellos que  Béma  (a  quien los
      Eldar llaman Oromë) tuvo que haber traído a su antepasado desde el Occidente
      por sobre el Mar."
      "De los Reyes de la Marca que hubo entre Eorl y Théoden, de ninguno se ha
      hablado  más  que  de  Helm  Mano  de  Hierro.  Era  un  hombre  ceñudo  de  gran
      fuerza.  Había  en  aquel  tiempo  un  hombre  llamado  Freca,  que  se  pretendía
      descendiente  del  Rey  Fréawine,  aunque  tenía,  según  dicen,  abundante  sangre
      Dunlendina  y  cabellos  oscuros.  Se  volvió  rico  y  poderoso  y  poseía  extensas
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      tierras a ambas márgenes del Adorn.   Cerca de las fuentes del Adorn se hizo
      construir  una  fortaleza  y  hacía  muy  poco  caso  del  rey.  Helm  no  le  tenía
      confianza, pero le pedía que asistiera a los consejos de palacio, y él iba cuando le
      parecía  bien."A  uno  de  esos  consejos  Freca  fue  con  una  gran  compañía  de
      hombres y pidió la mano de la hija de Helm para su hijo Wulf. Pero Helm dijo:
      'Te has vuelto grande desde la última vez que estuviste aquí; pero es casi todo
      grasa,  me  parece'.  Y  los  hombres  rieron  al  oírlo,  porque  Freca  era  ancho  de
      cintura. "Entonces Freca tuvo un ataque de rabia e insultó al rey, y terminó por
      decir: 'Los reyes viejos que rechazan el bastón que se les ofrece, suelen caer de
      rodillas'. Helm respondió: '¡Vamos! El matrimonio de tu hijo no es más que una
      bagatela.  Que  Helm  y  Freca  hablen  de  él  más  tarde.  Entretanto  el  rey  y  el
      consejo tienen asuntos urgentes que considerar'.
        "Cuando la reunión del consejo hubo terminado, Helm se puso de pie y apoyó
      su gran mano sobre el hombro de Freca diciendo: 'El rey no permite bravatas en
      esta casa, pero los hombres están más libres fuera'. Y obligó a Freca a andar por
      delante  de  él  fuera  de  Edoras  al  campo.  A  los  hombres  de  Freca  que  se
      acercaban, les decía: '¡Alejaos! No nos hacen falta testigos. Hablaremos solos de
      un asunto privado. ¡Id y hablad con mis hombres!'. Y miraron a su alrededor y
      vieron que los hombres del rey y sus amigos los excedían con mucho en número,
      y retrocedieron." 'Pues bien, Dunlendino —dijo el rey—, sólo tienes que vértelas
      con Helm, sin compañía y desarmado. Pero ya has dicho mucho, y ahora me
      toca  hablar  a  mí.  Freca,  tu  locura  ha  crecido  junto  con  tu  vientre.  ¡Hablas  de
      bastones!  Si  a  Helm  le  disgusta  un  bastón  retorcido  que  arrojan  contra  él,  lo
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