Page 1193 - El Señor de los Anillos
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de la Caída de Sauron tomó la mano de Arwen Undómiel, y fueron desposados
      en la Ciudad de los Reyes.
        » La Tercera Edad terminó así con victoria y esperanza; pero uno de los más
      tristes en medio de todos los dolores de aquella Edad fue la separación de Elrond
      y Arwen, porque era el Mar el que los separaba, y un destino más allá del fin del
      mundo. Cuando el Gran Anillo fue destruido, y los Tres quedaron despojados de
      todo poder, Elrond, cansado al fin, abandonó la Tierra Media para nunca más
      regresar. Pero Arwen había elegido ser una mujer mortal, y su destino no quiso
      sin embargo que muriese antes de haber perdido todo lo que había ganado.
        » Como  Reina  de  los  Elfos  y  de  los  Hombres,  vivió  con  Aragorn  durante
      ciento  veinte  años  de  gloria  y  de  ventura;  pero  al  fin  Aragorn  sintió  que  se
      acercaba  a  la  vejez,  y  supo  que  los  días  de  aquella  larga  vida  estaban
      terminando. Entonces le dijo a Arwen: "Al fin, Dama Estrella de la Tarde, la más
      hermosa de este mundo y la más amada, mi mundo empieza a desvanecerse. Y
      bien:  hemos  recogido  y  hemos  gastado,  y  ahora  se  aproxima  el  momento  de
      pagar."
        » Arwen sabía muy bien lo que él pensaba hacer, pues lo había presentido
      hacía largo tiempo; y a pesar de todo, el dolor la abrumó:
        "¿Querrías, entonces, mi señor, abandonar antes de tiempo a los tuyos que
      viven de tu palabra?", dijo.
        » "No antes de mi tiempo", respondió él. "Si no parto ahora, pronto tendré que
      hacerlo por la fuerza. Y Eldarion nuestro hijo es un hombre ya maduro."
        « Entonces, fue a la Casa de los Reyes en la Calle del Silencio, y se tendió en
      el largo lecho que le habían preparado. Allí le dijo adiós a Eldarion y le puso en
      las manos la corona alada de Gondor y el cetro de Arnor; y entonces todos se
      retiraron excepto Arwen, y allí se quedó junto al lecho de Aragorn. Y no obstante
      la gran sabiduría de su linaje, no pudo dejar de suplicarle que se quedara todavía
      por  algún  tiempo.  Aún  no  estaba  cansada  de  los  días  y  ahora  sentía  el  sabor
      amargo de la mortalidad que ella misma había elegido.
        » "Dama Undómiel" dijo Aragorn, "dura es la hora sin duda, pero ya estaba
      señalada el día en que nos encontramos bajo los abedules blancos en el jardín de
      Elrond, donde ya nadie pasea. Y en la Colina de Cerin Amroth cuando tú y yo
      rechazamos  la  Sombra  y  renunciamos  al  Crepúsculo,  aceptamos  este  destino.
      Reflexiona un momento, mi bienamada y pregúntate si en verdad preferirías que
      esperara a la muerte, y verme caer del trono achacoso y decrépito. Oh Dama,
      soy el último de los Númenóreanos y el último Rey de los Días Antiguos; y a mí
      me  ha  sido  concedida  no  sólo  una  vida  tres  veces  más  larga  que  la  de  los
      hombres  de  la  Tierra  Media,  sino  también  la  gracia  de  abandonarla
      voluntariamente, y de restituir el don. Ahora, por lo tanto, me voy a dormir.
        » "No  te  diré  palabras  de  consuelo,  porque  para  semejante  dolor  no  hay
      consuelo dentro de los confines de este mundo; a ti te toca una última elección:
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