Page 1190 - El Señor de los Anillos
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sobre nosotros."
        » "¿Qué destino es ése?"
        » "Mientras yo habite aquí, ella vivirá con la juventud de los Eldar" respondió
      Elrond, "pero cuando me llegue la hora de partir, ella me acompañará, si tal es su
      elección."
        » "Veo" dijo Aragorn, "que he puesto los ojos en un tesoro no menos precioso
      que el de Thingol, que en un tiempo deseó Beren. Este es mi destino". Pero de
      pronto despertó en él el don de adivinación de los de su estirpe, y dijo: "¡Pero
      ved, Señor Elrond! Los años de vuestra morada en el mundo están concluyendo
      y a vuestros hijos pronto les tocará elegir entre separarse de vos y abandonar la
      Tierra Media."
        » "Es  verdad",  dijo  Elrond.  "Pronto,  según  nuestras  cuentas,  aunque  aún
      habrán de transcurrir muchos años de los hombres. Mas no habrá para Arwen,
      mi bienamada, otra elección posible, a menos que tú, Aragorn hijo de Arathorn,
      te  interpongas  entre  nosotros  y  obligues  a  uno  de  los  dos,  a  ti  o  a  mí,  a  una
      separación amarga más allá del fin del mundo. Tú no sabes aún lo que deseas de
      mí." Suspiró, y luego de un silencio, miró al joven con ojos graves y añadió: "Los
      años traerán lo que habrán de traer. No volveremos a hablar de esto hasta que
      hayan  transcurrido  muchos.  Los  días  se  ensombrecen  y  muchos  males  se
      avecinan.
      —Entonces Aragorn se despidió afectuosamente de Elrond; y al día siguiente dijo
      adiós a su madre, y a toda la casa de Elrond, y a Arwen, y partió a las tierras
      salvajes. Durante casi treinta años se consagró a la causa contra Sauron; y se
      convirtió en amigo de Gandalf el Sabio, y aprendió de él mucha sabiduría. Hizo
      con  él  numerosos  viajes  peligrosos,  pero  con  el  correr  de  los  años  a  menudo
      partía  solo.  Las  empresas  que  acometía  eran  largas  y  duras,  y  adquirió  un
      aspecto un tanto hosco y severo, salvo las raras veces que sonreía; y aun así los
      hombres lo consideraban digno de honores, como un rey en el exilio, cuando no
      ocultaba su verdadero semblante. Porque viajaba adoptando las apariencias más
      diversas,  y  conquistó  gloría  y  fama  con  nombres  diferentes.  Cabalgó  con  el
      ejército de los Rohirrim y combatió en mar y tierra por el Señor de Gondor; y
      entonces, a la hora de la victoria, se alejó de los Hombres de Gondor; y partió
      solo  al  este,  y  llegó  a  lo  más  profundo  de  las  tierras  del  sur,  explorando  los
      corazones  de  los  hombres,  tanto  malos  como  buenos,  y  desenmascarando  las
      confabulaciones y estratagemas de los siervos de Sauron.
        » Así se convirtió en el más intrépido de los hombres vivientes, hábil en las
      artes y versado en las tradiciones, de ellos y más que todos ellos; porque tenía
      una sabiduría élfica, y en los ojos llevaba una luz que cuando se encendía pocos
      eran capaces de soportar. El rostro era triste y severo a causa del destino que
      pesaba  sobre  él,  pero  siempre  conservaba  viva  una  esperanza  en  el  fondo  del
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