Page 1191 - El Señor de los Anillos
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corazón, del que la alegría brotaba a veces como un manantial de una roca.
      —Y aconteció que cuando Aragorn tenía cuarenta y nueve años de edad, retornó
      de los peligros en los oscuros confines de Mordor, donde ahora Sauron moraba
      otra vez consagrado al mal. Estaba muy fatigado y anhelaba volver a Rivendel y
      descansar algún tiempo antes de emprender nuevos viajes a los paises lejanos; y
      en camino llegó a las fronteras de Lórien, y fue admitido por la Dama Galadriel
      en la tierra escondida.
        » Él lo ignoraba, pero también Arwen Undómiel se encontraba allí, pasando
      otra  vez  una  temporada  con  los  parientes  de  su  madre.  Había  cambiado  muy
      poco, porque los años mortales no la habían tocado; pero tenía el semblante más
      grave, y rara vez se la oía reír. Pero Aragorn había alcanzado la plena madurez
      de cuerpo y de mente, y Galadriel le rogó que se despojara de las raídas ropas
      de caminante, y lo vistió de plata y de blanco, con un manto gris élfico, y una
      gema  brillante  en  la  frente.  Entonces,  superior  a  los  hombres  de  todas  las
      especies, parecía más semejante a un Señor de los Elfos de las Islas del Oeste. Y
      así  fue  como  lo  volvió  a  ver  por  primera  vez  Arwen  después  de  la  larga
      separación; y mientras avanzaba hacia ella bajo los árboles de Caras Galadon
      cargados de flores de oro, Arwen hizo su elección y su destino quedó sellado.
        » Entonces,  durante  toda  una  estación,  pasearon  juntos  por  los  claros  de
      Lothlórien, hasta que llegó para él la hora de volver a partir. Y en la Noche de
      Pleno Verano, Aragorn hijo de Arathorn, y Arwen hija de Elrond fueron a la
      hermosa colina de Cerin Amroth, en el corazón del país, y caminaron descalzos
      sobre la hierba inmortal entre las elanor y las niphredil que florecían en torno. Y
      desde allí, desde lo alto de la colina miraron al este hacia la Sombra y al oeste
      hacia el Crepúsculo; y se juraron eterna fidelidad y fueron felices.
        » Y Arwen dijo: "Oscura es la Sombra y sin embargo mi corazón se regocija;
      porque tú, Estel, estarás entre los grandes cuyo valor habrá de destruirla".
        » Pero  Aragorn  respondió:  "¡Ay!,  no  puedo  preverlo,  y  cómo  eso  podría
      ocurrir es un misterio para mí. Pero con tu esperanza, esperaré. Y rechazo la
      Sombra para siempre. Pero tampoco, Dama, es para mí el Crepúsculo; porque
      soy  mortal,  y  si  tú,  Estrella  de  la  Tarde,  te  unes  a  mí,  también  tendrás  que
      renunciar al Crepúsculo".
        » Y ella quedó entonces inmóvil y silenciosa como un árbol blanco, con la
      mirada perdida en el oeste, y dijo al fin: "A ti me uniré, Dúnedan y me alejaré
      del Crepúsculo. Aunque aquella es la tierra de mi gente y la morada secular de
      todos los de mi raza." Arwen amaba entrañablemente a su padre.
      —Cuando  Elrond  se  enteró  de  la  elección  de  su  hija,  guardó  silencio,  aunque
      tenía una congoja en el corazón, y el destino largamente temido no era fácil de
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