Page 860 - El Señor de los Anillos
P. 860

2
                   El paso de la Compañía Gris
      G andalf había desaparecido, y los ecos de los cascos de Sombragris se habían
      perdido  en  la  noche.  Merry  volvió  a  reunirse  con  Aragorn.  Apenas  tenía
      equipaje, pues había perdido todo en Parth Galen, y sólo llevaba las pocas cosas
      útiles que recogiera entre las ruinas de Isengard. Hasufel ya estaba enjaezado.
      Legolas y Gimli y el caballo de ellos esperaban cerca.
        —Así que todavía quedan cuatro miembros de la Compañía —dijo Aragorn.
      Seguiremos cabalgando juntos. Pero no iremos solos, como yo pensaba. El rey
      está  ahora  decidido  a  partir  inmediatamente.  Desde  que  apareció  la  sombra
      alada, sólo piensa en volver a las colinas al amparo de la noche.
        —¿Y de allí, a dónde iremos luego? le preguntó Legolas.
        —No lo sé aún respondió Aragorn. En cuanto al rey, partirá para la revista de
      armas  que  ha  convocado  en  Edoras  dentro  de  cuatro  noches.  Y  allí,  supongo,
      tendrá noticias de la guerra, y los Jinetes de Rohan descenderán a Minas Tirith.
      Excepto yo, y los que quieran seguirme…
        —¡Yo, para empezar! gritó Legolas.
        —¡Y Gimli con él! —dijo el enano.
        —Bueno  —dijo  Aragorn—,  en  cuanto  a  mí,  todo  lo  que  veo  es  oscuridad.
      También  yo  tendré  que  ir  a  Minas  Tirith,  pero  aún  no  distingo  el  camino.  Se
      aproxima una hora largamente anticipada.
        —¡No me abandonéis! —dijo Merry—. Hasta ahora no he prestado mucha
      utilidad,  pero  no  quiero  que  me  dejen  de  lado,  como  esos  equipajes  que  uno
      retira cuando todo ha concluido. No creo que los jinetes quieran ocuparse de mí
      en este momento. Aunque en verdad el rey dijo que a su retorno me haría sentar
      junto a él, para que le hablase de la Comarca.
        —Es verdad —dijo Aragorn, y creo, Merry, que tu camino es el camino del
      rey.  No  esperes,  sin  embargo,  un  final  feliz.  Pasará  mucho  tiempo,  me  temo,
      antes  que  Théoden  pueda  reinar  nuevamente  en  paz  en  Meduseld.  Muchas
      esperanzas se marchitarán en esta amarga primavera.
      Pronto todos estuvieron listos para la partida: veinticuatro jinetes, con Gimli en la
      grupa del caballo de Legolas y Merry delante de Aragorn. Poco después corrían
      a través de la noche. No hacía mucho que habían pasado los túmulos de los Vados
      del Isen, cuando un jinete se adelantó desde la retaguardia.
        —Mi  Señor  —dijo,  hablándole  al  rey—,  hay  hombres  a  caballo  detrás  de
      nosotros.  Me  pareció  oírlos  cuando  cruzábamos  los  vados.  Ahora  estamos
      seguros. Vienen a galope tendido y están por alcanzarnos.
        Sin  pérdida  de  tiempo,  Théoden  ordenó  un  alto.  Los  jinetes  dieron  media
      vuelta y empuñaron las lanzas. Aragorn se apeó del caballo, depositó en el suelo
   855   856   857   858   859   860   861   862   863   864   865