Page 67 - Libro El Perú en la Antártida
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 Las condiciones nuevamente golpeaban a la expedición y Schackleton com- prendió que continuar era condenar a sus hombres, por lo que decidió, en enero de 1909, tomar el camino de regreso, plagado de penurias por la falta de alimentos: “nuestro alimento está a nuestro frente y la muerte nos acecha por detrás...”, escribía el expedicionario inglés. En febrero de ese año, llegados a Hut Point, tomaron el rumbo de regreso. A pesar de todo, Shackleton había logrado estar a menos de 200 km del Polo Sur.
SCOTT Y ADMUNDSEN
Paralelamente a las expediciones descritas, la carrera hacia el Polo Norte ya había sido ganada por la expedición de Robert Peary, en abril de 1909. Esto sirvió de incentivo para intentar lo mismo en su contraparte, el Polo Sur. Así, Robert Scott se propuso en 1909 llegar por primera vez al extremo austral, denominando a su expedición Terra nova.
Al partir de Nueva Zelanda en noviembre de 1910, Scott tomó noticia de que Roal Amundsen también se dirigía en pos del Polo Sur, pues había salido de Noruega a bordo del barco Fram unos meses antes. Esta información fue dada por el propio expedicionario noruego, que en un cablegrama trasmitió: “Permí- tome informarle que voy rumbo al Antártico”. Se instauraba de esta manera una carrera en pos de la gloria.
A mediados de 1911, ambos ya habían instalado sus bases de partida. Scott, desde Hut Point, salió en busca de la hazaña el 27 de octubre. Amundsen, por su parte, escogió la bahía de Whales y salió días antes que Scott, el 20 de octubre. De ambos puntos, la base escogida por Amundsen era la más cer- cana al Polo Sur, no obstante, no estaba mayormente explorada. El punto de Scott, si bien se alejaba un poco más, mantenía un recorrido ya conocido por él mismo en 1904 y por Schackleton en 1908.
LLEGADA AL POLO SUR
La travesía de Amundsen encontró condiciones favorables, sin mayor obs- táculo en su avance al sur. Finalmente, el 14 de diciembre de 1911, Roal Amundsen y sus hombres fueron los primeros en pisar el Polo Sur, donde establecieron un pequeño campamento y ondearon orgullosos la bandera noruega. En su diario Amundsen escribió:
“Las lágrimas luchaban por brotar en mis ojos; ninguna fuerza de voluntad me hizo que las pudiera tragar. Fue la bandera puesta ahí la que me conquistó y dominó mi voluntad. Todos nos dimos la mano, felicitándonos mutuamente; habíamos realizado nuestra larga jornada manteniéndonos juntos, e iríamos más lejos aún; hasta el fin.”
Lawrence Oates cuidando de los caballos de la expedición, a bordo del Terra Nova.
EL PERÚ EN LA ANTÁRTIDA
   Amundsen tomando datos a su llegada al polo sur.
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