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COLUMNISTA
COLUMNISTA
INVITADO
EL MAL NEGOCIO DE LA
DESINFORMACIÓN
POR: KEVIN BOHÓRQUEZ
*COEDITOR DE NEGOCIOS EN FORBES COLOMBIA
se ha convertido en una Esos mensajes, que abundan en la discusión pública,
COLOMBIA arena fértil para la desin- especialmente las redes sociales, han hecho creer que
formación. Millones de artículos circulan por las redes una persona que subsiste con un salario mínimo -de un
sociales todos los días sin un espacio claro para los con- millón de pesos para 2022- nunca podrá tener un techo
trastes, la veracidad y el contexto. Algunos, incluso, alien- propio para su familia. Una mentira más que se ha difun-
tan el desconocimiento popular y alejan a la ciudadanía dido entre jóvenes, afrodescendientes, mujeres, campe-
de los temas realmente de interés nacional. Un mal nego- sinos y, en general, colombianos, pese a los centenares
cio para aquellos que buscan un insumo básico para for- de anuncios que día tras día se realizan sobre las bonda-
mar sus percepciones personales, familiares y sociales. des de las ayudas gubernamentales.
En la construcción, un sector clave para la economía co- Pero acá no hay que echar flores, sino hablar realida-
lombiana, la desinformación es el pan de cada día. El Go- des. Si bien hay retos en materia inflacionaria, de pobre-
bierno Nacional, los empresarios, los medios de comuni- za y desempleo, el país continúa avanzando en una polí-
cación y hasta la academia han trazado en los últimos tica nacional de vivienda muy robusta y apropiada. Basta
años una hoja de ruta para combatir este flagelo con pe- con decir que solo en 2021 cada 2 minutos y medio una
66 dagogía. Sin embargo, basta decir que los recursos son familia colombiana cumplió su sueño de tener su casa
limitados e inherentes al punto que aún no se ha entendi- propia, unos resultados generados por la ambiciosa es-
do el mal negocio que es no estar bien informado, espe- trategia de entregar 200.000 subsidios para comprar vi-
cialmente aquí, en la industria edificadora. vienda social a través del programa Mi Casa Ya y de clase
Empecemos por partes. Con casi 50.4 millones habitan- media.
tes, según las más recientes cifras del Departamento Ad- Los resultados son alentadores, optimistas, pero no sufi-
ministrativo Nacional de Estadística (Dane), Colombia se cientes. La combinación ganadora de unas bajas tasas de
ha convertido en uno de los países de mayor crecimiento interés, unas cajas de compensación comprometidas y unas
económico, con una clase media en ascenso, una política ayudas para todo tipo de la población han trazado el cami-
social robusta y una apuesta por brindar mayores opor- no. Ahora es necesario llevar el mensaje a cada uno de los
tunidades para la compra de vivienda. Esta agenda se ha hogares colombianos para que sean ellos, con información
venido trazando en los últimos dos gobiernos y se ha in- certera y veraz, quienes decidan si dan el siguiente paso o
tensificado, incluso, en plena pandemia cuando la crisis no. En los medios de comunicación se hacen esfuerzos dia-
ha golpeado el bolsillo de los hogares. rios, sin embargo, falta pedagogía para avanzar hacia ese
Los esfuerzos han trascendido a todas las esferas socia- horizonte: el de una Colombia de más propietarios.
les, pese a que aún en el desconocimiento popular se Todas las condiciones están dadas para que el país si-
conserva el viejo refrán de que comprar vivienda es para ga avanzando en esta materia. Hay incertidumbre políti-
ricos o para pocos. El mal negocio de no estar bien infor- ca sobre lo que pasará en las elecciones a la presiden-
mado ha llevado a que muchos hogares no accedan a los cia, pero sin duda la historia ha mostrado que Colombia
beneficios y ayudas gubernamentales y cumplir el tan es resiliente a las adversidades. El programa Mi Casa Ya,
anhelado sueño de comprar vivienda. por ejemplo, nació en el gobierno anterior y en este se