Page 137 - Casados o Cansados
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pedestal de acuerdo a la perspectiva judía que establece una perfecta
sociedad que debe existir entre el hombre y la mujer.
. 1 El estudio de la Torá :
El hombre está muy a pegado a la materia y en su esencia le atrae
todo lo mundano, eso implica ser tentado diariamente, por eso D-os le
entregó la Torá a los hombres para que ocupen su mente en
conocimientos profundos alcanzando la sabiduría, de este modo
lograrán elevarse espiritualmente evitando así caer en el pecado. Ya que
el Yetzer Hará es un ángel hecho de fuego y nosotros somos de carne y
hueso, al enfrentarle nos “cocina y nos come”, sin embargo, si
estudiamos Torá que fue comparada al fuego, logramos entablar una
lucha justa y pareja.
Explicándolo de una forma más práctica, cuando una persona se
dispone a pecar, no tiene en su mente argumentos ni explicaciones
acerca del por qué no debe pecar, o por qué no debe hacer cualquier
Mitzvá. La Torá le proporciona los conocimientos que en un momento
de tentación le proveerán de toda la información necesaria para no caer.
Y no solamente eso, sino que cuando la mente está ociosa,
automáticamente se deja absorber por pensamientos frívolos y dañinos,
por eso es importante mantener la mente ocupada analizando y
reflexionado sobre aspectos profundos de nuestra ley. Por esta razón en
el judaísmo disponemos de toda una serie de lineamientos que
enriquecen y disciplinan todos los aspectos de nuestra vida desde que
nos despertamos hasta que nos vamos a dormir. Nos indica qué decir al
levantarnos, cómo nos lavamos las manos, cómo debemos vestirnos, en
qué orden calzar los zapatos, la forma adecuada de rezar, las
bendiciones que hay que recitar antes y después de comer, cómo
comportarnos en los negocios, incluso la conducta apropiada durante
nuestras necesidades en el baño, etc., leyes para cada momento del día,
incluso cuando ya nos acostamos a dormir, también ahí hay que saber
como comportarse. Todo esto nos permite mantener un contacto
permanente con D-os Bendito, con nuestra parte espiritual, superando
nuestra materia prima mundana, alcanzando nuestro mundo venidero.
La mujer no necesita adquirir esas armas ya que las posee, son
inherentes a su propia naturaleza, y también el efecto que tiene la
tentación en ella es de menor alcance ya que la mayoría del tiempo está
ocupada con sus labores del hogar, la educación de los hijos, su trabajo