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modo? Hay algunos aspectos en el área de educación que
precisan tener una durabilidad mayor, pero hay algo de lo
que no nos podemos olvidar: la importancia de observar la
realidad, porque, a fin de cuentas, la educación lidia con el
futuro.
Muestra gratuita
Una analogía razonable sería imaginar un automóvil, en el
que el retrovisor es siempre menor que el parabrisas. ¡Claro!
Porque el pasado es la referencia, no es la dirección. Nuestro
horizonte, que es lo que el parabrisas nos muestra, es el fu-
turo. Y éste es mayor, más amplio de lo que tenemos en el
retrovisor. Algunas personas, cuando conduce el “vehículo
educación”, tienen, de vez en cuando, un parabrisas menor
que el retrovisor, y todo el tiempo miran el pasado, imaginan
que la respuesta está en otro tiempo. A veces, ésta puede
estar ahí mismo, siempre que del pasado se traiga aquello
que es tradicional, lo que precisa ser preservado, protegido,
impulsado hacia adelante. Sin embargo, muchas veces, en
nuestro pasado, lo que encontramos es lo arcaico, aquello
que tiene que ser superado, dejado de lado y abandonado.
Con la emergencia de múltiples paradigmas, necesitamos
recordar que estamos viviendo, hoy en día, en la educación
–no únicamente, pero también en esta época– momentos
graves, en los que hay un desconcierto, una alteración rá-
pida de las situaciones de nuestro día a día, un cambio muy
veloz en la manera en la que las cosas son hechas, pensa-
das y comunicadas. También la densificación exagerada de
las personas en las metrópolis llevó al desvanecimiento, e
incluso a la extinción, de algunos valores que fueron fuer-
tes en otros momentos de nuestra historia y que precisan
ser rescatados.
Esos momentos graves significan, como siempre en la his-
toria humana, la posibilidad de momentos grávidos. ¡Sí, los
momentos graves son también momentos grávidos! A fin
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