Page 6 - Desarrollo de las habilidades sociales en los más pequeños
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Mientras los preescolares interactúan con sus compañeros de clase y jue-
gan con sus amigos, a menudo comienzan a ensayar sus primeras burlas. Las
burlas son una forma de juego que puede ser divertida cuando ambas partes
se lo pasan bien. Sin embargo, los niños de tres años con frecuencia no tienen
éxito en sus burlas porque no son lo suficientemente sofisticados como para
saber qué es lo que hace que algo sea gracioso o para entender cómo se siente
la otra persona. A veces, piensan que es divertido burlarse usando palabras
propias “del cuarto de baño”, como “caca”, para sorprender a los demás. Sin
Muestra gratuita
embargo, cuando tratan de llamar la atención con burlas, el resultado puede
ser molesto. No todas las burlas son verbales, como cuando los preescolares se
golpean entre ellos, juegan a hacerse cosquillas o se persiguen entre sí.
Durante el juego brusco, los preescolares parecen sintonizar instintiva-
mente con sus propios movimientos y los de los demás a medida que apren-
den a leer el lenguaje corporal. El juego brusco proporciona oportunidades
para que los preescolares prueben las funciones de líder y de seguidor a
medida que aprenden a desarrollar un sentido de imparcialidad. Socialmen-
te, se dan cuenta de lo que les gusta o no a sus compañeros de juego y
aprenden a ajustar sus juegos de acuerdo con eso.
A los tres años, en cuanto los niños en edad preescolar son capaces de
etiquetarse cómodamente a sí mismos como niños o niñas, comienzan a
mostrar preferencia por las actividades de género en los juegos. La mayoría
de los niños de cuatro años prefieren jugar con amigos del mismo sexo, ¡no
tienes más que echar un vistazo a todos tus alumnos cuando están en el área
de los bloques!
Los niños en edad preescolar se centran en las señales de género que
han recibido de quienes les rodean, así como de los medios de comunica-
ción y de la tecnología. Los mensajes mixtos, a menudo estereotipados, los
animan a reaccionar con conductas negativas, como excluir al sexo opuesto
de algunas actividades.
En algún momento entre los tres y los cinco años, los preescolares to-
man conciencia de las categorías raciales, aunque no siempre se clasifican
a sí mismos con precisión. Alrededor de los cuatro años y medio, muchos
preescolares se descentran y se vuelven menos egocéntricos, lo que les
permite reconstruir sus propias identidades y explorar cómo se asemejan o
se diferencian de los demás. Celebrar días festivos familiares, nacionales y
religiosos es una manera maravillosa de que los niños aprendan de manera
natural de sus compañeros y maestros sobre culturas diferentes.
A medida que van desarrollando el oído para captar diferentes sonidos, a
los pequeños les resulta divertido escuchar y repetir rimas infantiles, retahílas,
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