Page 10 - Familia Urgencias y turbulencias
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La turbulencia del “todo y ahora”  57

               cuando tengo hambre”. Pero no come en la misma mesa que
               el otro, no ve al otro, por tanto, no es convivencia. Si no lo es, el
               adulto responsable necesita organizar aquel espacio para que
               sea de convivencia. Esto demanda crear situaciones en las que
               sea posible que las personas estén unas con otras.
                  Muestra gratuita
                 A los jóvenes les encanta enseñar cosas. Como están más
               familiarizados con los aparatos digitales, pídeles que te ense-
               ñen a utilizar una aplicación, a grabar alguna cosa que pasan
               en la tele. Cualquier situación que les haga sentir importan-
               tes. No puede ser una necesidad falsificada, una petición re-
               tórica. Seguro que así se mostrarán solícitos.


                       El modo en el que nos aproximamos a los niños y a los
                       adolescentes define el tipo de respuesta que vamos a
                  !    obtener. La cuestión central es la forma de abordaje.
                       ¿Te acercas a ellos como un corrector o como un edu-
                       cador? ¿Te diriges a ellos como un fiscal o como un
                       responsable?


                 La manera en la que nos aproximamos es decisiva para que
               el niño acate o no la idea de tener responsabilidades, como
               ordenar su habitación o compartir las tareas de casa.

                 Es necesario evitar los mensajes ambiguos. Lo más peligro-
               so que existe en educación es la ambigüedad. Padres y ma-
               dres utilizan de manera recurrente una frase absolutamente
               vacía, por ser ambigua, que es “como hagas esto, vas a ver”.
               Hoy día, como no existe un conocimiento de las personas por
               culpa de la disminución de la convivencia, el niño puede decir:
               “¿Voy a ver el qué?”. Y ahí vas a tener que decirle: “Ya vas a
               verlo”. Y es entonces cuando él va a hacer lo que sea para ver
               qué es eso de lo que hablas. Antes de pronunciar la frase, es
               necesario tener clara la medida que se tomará, de lo contra-
               rio, la autoridad queda liquidada.


               © narcea s. a. de ediciones






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