Page 11 - Familia Urgencias y turbulencias
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Otra equivocación es dirigirse al niño con voz de súplica.
Él entiende rápidamente que existe una debilidad. “Hijo mío,
no hagas esto, por favor. Papá no puede...”. Este tono de
súplica desautoriza inmediatamente el ejercicio de autoridad.
El cuerpo habla; la manera como proyectamos la voz es de-
cisiva. Es necesario entrenar la voz, prestar atención a si es-
Muestra gratuita
tás utilizando o no con el niño o el adolescente un tono de
súplica. “No hagas esto, mamá trabaja tanto...” es siempre
una súplica servil, como si estuviera atada a los pies del niño.
Esto retira cualquier energía necesaria para la afirmación de
la autoridad. Conviene recordar que la autoridad no alberga
brutalidad pero sí asertividad.
—¿Y si no hago lo que me pides?
—Voy a quitarte el móvil. No vamos a salir de paseo.
—¿Me vas a encerrar dentro de casa?
—Si es necesario, sí.
—¿Me vas a atar?
—No.
Es necesario dejar claro que no existe intención de actuar
con violencia o brutalidad, pero que el discurso comporta
autoridad. El sometimiento a deseos y caprichos es extrema-
damente negativo para formar una personalidad que sea de-
cente en la convivencia.
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