Page 8 - Familia Urgencias y turbulencias

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enimos observando cada vez más frecuentemente lo
V difícil que es mantener a un niño dedicado a una úni-
ca actividad. Empieza a hacer una cosa y la deja para de-
dicarse a otra, nada le entretiene por mucho tiempo. Se
interesa y desinteresa de las actividades casi de una manera
instantánea.
La generación que actualmente tiene 9 y 10 años vive de
un modo hipertextual. El estímulo continuo hace que no haya
espacio para la serenidad en sus elecciones. Es como tener el
mando a distancia de la televisión y no ver nada por comple-
to. Esta simultaneidad de vivencias puede ser buena cuando
permite un acompañamiento más amplio de aquello que está
sucediendo, pero es malévola cuando es una señal de volu-
bilidad. Voluble es la persona que cambia de opinión según
sopla el viento.
Se puede percibir en este comportamiento una inconstan-
cia de deseo, que tiene que ser sustituido por otro en una
escalada sucesiva. “Quiero estos pantalones, pero también
quiero esos y aquellos otros”. Como la satisfacción o la ale-
gría de lo que fue obtenido no persiste durante un tiempo
más dilatado, emerge una necesidad de sustitución, de re-
posición y, por tanto, el deseo está marcado por un plazo de
caducidad muy corto. Más que inmediato, el deseo es muy
obsolescente.

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