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MARCOS  291


       EL CAMINO DEL SERVICIO (MC 10,32-45)
       Una palabra contra el miedo (Mc 10,32-34)
              32  Mientras iban de camino para subir a Jerusalén, Jesús se ade-
       10lantaba a sus discípulos; ellos estaban asombrados y quienes
       lo seguían tenían miedo. Entonces reunió nuevamente a los Doce y
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       comenzó a decirles lo que le iba a suceder:  «Ahora subimos a Jeru-
       salén; allí el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes
       y a los escribas. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paga-
       nos:  ellos se burlarán de él, lo escupirán, lo azotarán y lo matarán.   Jesús sabe lo que le espera.
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       Y tres días después, resucitará».                  No busca el sufrimiento, pero lo
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                                                          Dios.
       El afán de honores (Mc 10,35-40)
         Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le   La carrera de Jesús fue
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       dijeron: «Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a   en picada hacia abajo:
                                                          hacia el centro de nuestro
       pedir».  Él les respondió: «¿Qué quieren que
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                                                          corazón. Este es también el
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       haga por ustedes?».  Ellos le dijeron:
                                                          camino del seguimiento de
       «Concédenos  sentarnos uno a tu                     Jesús: ponerse de rodillas
       derecha y el otro a tu izquierda,                    ante Dios y prestar ayuda a
                                                             los débiles.






       cuando estés en tu gloria».  Jesús les dijo: «No saben lo que piden.
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       ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo re-
       cibiré?».  «Podemos», le respondieron. Entonces Jesús agregó: «Us-  El cáliz es el vaso del
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       tedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo   sufrimiento que Dios da a
       que yo.  En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me   beber a Jesús (k Mc 14,36). El
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                                                          bautismo es aquí una imagen
       toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han   de la muerte, que lleva a la vida
       sido destinados».                                  (k Rom 6,3-4).
       Abajo es arriba (Mc 10,41-45)                          El fruto del amor es el
         Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron
        41                                                    servicio. El fruto del
                                                          servicio es la paz.
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       contra ellos.  Jesús los llamó y les dijo: «Ustedes saben que aque-
       llos a quienes se considera gobernantes dominan a las naciones co-  MADRE TERESA
       mo si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autori-
       dad.  Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera   En aquel tiempo debía
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       ser grande, que se haga servidor de ustedes;  y el que quiera ser el   pagarse un rescate para liberar
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                                                          a esclavos. Jesús libera a los
       primero, que se haga servidor de todos.  Porque el mismo Hijo del
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                                                          pecadores dando la vida por
       hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en   ellos.
       rescate por una multitud».
         Marcos relata cómo Jesús se encamina hacia la muerte a fin de prestar este servicio hasta el final. El evangelio
         termina con el mensaje de Pascua: «Él irá antes que ustedes a Galilea; allí lo verán, como él se lo había dicho»
         (Mc 16,7).
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