Page 41 - El Necronomicon
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vador aparece como un Hombre con una Túnica Larga, afeitado,
       con ojos que jamás se apartan de ti. Y se dice que el Señor de
       los Observadores mora en los Yermos de los IGIGI, que sólo Ob-
       serva y que jamás alza la espada o lucha contra los idimmu, ex-
       cepto cuando los Dioses Mayores invocan la Alianza en su Con-
       cejo, como en los Siete Gloriosos APHKHALLU.
          Y a veces los Observadores aparecen como el Enemigo, dis-
       puesto a devorar al Sacerdote que se ha equivocado en los en-
       cantamientos, ha omitido el sacrificio o desafiado la Alianza, por
       cuyos actos ni los mismos Dioses Mayores pueden perdonar a
       esa silenciosa Raza de pagar su tributo. Se dice que algunos de
       esa Raza están a la espera de que los Antiguos vuelvan a gober-
       nar el Cosmos para que se les pueda conceder la mano derecha
       del honor, y que éstos Son proscritos. Eso es lo que se dice.


                    EL CONJURO PRELIMINAR

          Cuando haya llegado la hora de  invocar  al  Observador  por
       primera vez, el lugar ha de estar limpio y tú rodeado por un círcu-
       lo doble de harina. No ha de haber ningún altar, sólo el Cuenco
       nuevo con los tres Signos tallados. El Conjuro del Fuego ha de
       realizarse con los sacrificios dentro del cuenco ardiente. En ese
       momento, éste se llamará AGA MASS SSARATU, y sólo ha de
       emplearse para invocar al Observador.

          El cuenco se debe situar entre los Círculos, de cara al nordes-
       te.
          Debes llevar unas ropas y capucha negras.
          Debes tener la Espada a mano, pero sin que toque todavía el
       suelo.
          Debe ser durante la Hora Más Oscura de la Noche.
          Que no brille ninguna luz salvo la de AGA MASS SSARATU.
          Y el Conjuro de los Tres ha de ser así:



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