Page 155 - Libros de Caballerías 1879
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LA BATALLA NAVAL
Amadís, mucho más lo estarían ahora cuando tienen
la alegría de tenerlo por jefe.
En vista de ello, como la flota aparejada esto-
viese de todo lo necesario al viaje, e la gente aper-
cebida, a la prima noche, mandando Amadís que to-
dos los caminos se tomasen, porque nuevas algu-
nas dellos no fuesen sabidas, entraron todos en la
flota, e sin hacer ruido ni bullicio comenzaron a
navegar contra aquella parte que los romanos ha-
bían de acudir, según el camino que les pertenecía
llevar para que en la delantera los hallasen.
CAPITULO CUARTO
LA BATALLA NAVAL
De nada sirvieron a Oriana sus desesperadas sú-
plicas y amarguísimo llanto, ni tampoco los buenos
consejos de los caballeros que trataban de disuadir
al Rey de que casara a su hija por la fuerza. Llegado
el plazo que entre los embajadores y el Rey se ha-
bía convenido, trasladaron a bordo de la flota de los
romanos el magnífico ajuar que daban a Oriana sus
padres e hicieron embarcar a las doncellas y dueñas
que debían acompañarla. Desmayóse Oriana al des-
pedirse de la Reina, y así desmayada, entrególa Li-
suarte a Sálustanquidio y Brondajel de Roca, que
eran los embajadores del Emperador,
y fué llevada
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