Page 90 - Libros de Caballerías 1879
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AMADÍS DE GAULA


        ravillas que hí son, que yo allá voy, e soy fija del
        gobernador que agora la insola tiene.
         —¡Oh santa María! —dijo Amadís— ; por Dios,
        muchas veces oí decir de las maravillas de esa inso-
        la, et por dichoso me temía de las ver, e hasta agora
       no se me aparejó.
         —Buen señor, no os pese por lo haber tardado
       —dijo ella—, que otros muchos tovieron ese deseo, e
       cuando lo pusieron en obras no salieron de allí tan
       alegres como entraron.
         —Verdad decís —dijo   él— , según lo que dende
       he  oído; mas  decidme: ¿Rodearíamos mucho de
       nuestro camino si por ende fuésemos?
         —Rodearíades dos jornadas —dijo la doncella.
         Entonces movieron todos cuatro juntos con la don-
       cella camino de la Insola Firme.
         El sabio Apolidón, hijo de un rey de Grecia, ha-
       bía vivido allí largos años en la mayor felicidad, con
       su esposa Grimanesa. Al cabo, siendo él elegido em-
       perador, hubieron de dejar, con gran pena, la insola
       en que tan dichosos habían sido, tan bellos edificios
       habían hecho y tan grandes riquezas habían acumu-
       lado; mas Grimanesa, habiendo gran mancilla que una
       cosa tan señalada como lo era aquella insola, donde
       tales y  tan grandes  cosas  quedaban,  poseída  por
       aquel su grande amigo,  el mejor caballero en ar-
       mas que en  el mundo  se hallaba, e por  ella, que
       por  el semejante sobre todas  las de su tiempo su
       gran hermosura loada  era;  e  junto con  esto  ser
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