Page 165 - Huasipungo - Jorge Icaza
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¡ o R G E e A z Á
m e t e p o r e 1 s e n d e r o a paso largo.
Avanza alelado, como ¡¡i en su vida se hubiera
abierto un paréntesis, Ull hueco en el cual no a-
cababa de caer, de llegar al final, de estrellarse de
una ve:.: contra algo que le deje hecho papilla. Men-
talmente busca apoyo, pero todo s_e torna huidizo
a su requerimiento. Vió a todas las caras como
caras de burla, vió a todos los dolores indios co-
mo dolores de risa, de mof_a. ¿Qué son entre los
grandes QOlores de los hombres blancos? Para sus
angustias no había más remedio que, sudarlas en
el surco, y, por eso, hund1a en la tierra el arado
con inás fuerza y azotaba a los bueyes con más
furia. Toda la mañana se pasó -repitiendo, maniá-
ticamente: "Como si juera guagua tie'rna", y al
repetir, sentía que con las gotas de sudor se iban
gotas de lágrimas.
A medio día no pudo res1strr más a la curiosi-
dad. de saber qué pasaba en su huasipungo y, de-
jando abandonada la yunta, sin avisar a nadie
porque no le hubier.an dejado ir, corrió loina arri-
ba sin tomar en cuenta los gritos del mayordomo.'
La canera, el viento que baja ululándo del pára-
. mo, el perfume de la t-ierra recién ar~da -
refrescan las inquietudes, pero no obstan-
te, se esfuerza por e o r r e r -más de
166 prisa.
Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"