Page 32 - Huasipungo - Jorge Icaza
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~ndá a traer otras dos indias para que 33
le /den de mamar al guagua. Pero verás, ca-
rajo, que sean buenas.
-Así haremos, patrón. -Murmura el Poli-
carpio, enderezando la mula hacia el valle.
En una sementera, a lo lejos, unas pocas in-
dias deshierban un cebadal. Al notar la presencia
-del mayordomo hunden más hondo las azadas .
.,-¿ Onde dejaron a los guaguas- grita desde el
·,lindero del sembrado, el mayordomo.
Al pronto, las campesinas boquiabiertas, sin
comprender la pregunta, creen que el hombre se
ha vuelto loco.
Insiste la interrogación desde lejos:
--.-¿ O.nde dejaron los guaguas?
Las indias apuntan hacia los matorrales.
-Vamos a ver, pes- ordena el chagra dirigien-
do la mula hacÍa el lugar que señalaron las des-
herbadoras.
Conforme se van acercando al zanjón, se hace
más clara la voz y el llanto de los guaguas. Los
más grandecitos, al notar que se acerca la recua
de mujeres, se apresuran en cumplir la recomien-
da de la mama y del taita: "darís al guagua la ma-
zamorra cuando shore", y, cogiendo cucharadas de
una cosa espesa que hay en una olla de barro ta-
pada con hojas de col, .se esfuerzan por hacerles
H u S p u N G o
Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"