Page 33 - Huasipungo - Jorge Icaza
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J o E e z A
mamar la cuchara de palo a los tiernos que, echa-
dos sobre la hierba, esperan la vuelta dé las ma-
dres para que .les hagan probar la teta, la teta a
la cual se la espera, cuatro, seis, ocho horas -el
tiempo Qtte requiere la tarea de hacienda-.
La faja de colores vivos, tejida por las mismas
indias, les inmoviliza, les hace pacientes, les apri-
siona todas las angustias primeras, les amortigua
los cólicos que producen las mazamorras guarda-·
das, los mellocos y las pápas frías, y, les embols.a
en secreciones de veinticuatro horas que fermen-
tan y escaldan.
Los que han llegado a la edad de sentarse, jue-
gan aplastando sus escrementos con las manos;
como si se tratara del mejor juguete. ¡Es muy di-
vertido verles hacer una masa de mierda, orines
y tierra, para darle forma cubista en el molde de
la mano! H.ay constantes revuelos de lágrimas por
quitarse los entretenedores.
Abre la ·exhibición un niño de seis años acm·ru-
cado bajo el poncho en actitud de e~pollar la me-
jor sorpresa, pero el ruido de .la mula le espanta
obligándole a levantarse con los c.alzones en la ma-
no. Queda la señal de su asiento: una
mancha sanguinolenta de disentería. Se re-
fugia entre las hierbas desmoronándose boca
34 abajo para aplastar el dolor que le muerde
Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"