Page 13 - MONTT LATIN AMERICAN MAGAZINE, OCTUBRE 2021 (Español)
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 encontrado huyendo y ejecutado, dando fin a la primera fase del conflicto.
En Yemen, el país más pobre del mundo árabe, las protestas contra Ali Abdullah Saleh duraron más de un año, hasta que en febrero de 2012 fue expulsado del poder. Catar y los Estados Árabes Unidos fueron los únicos que no tuvieron manifestación alguna. Seis y siete años más tarde la Primavera Árabe II volvía con nuevos bríos protestas en 2019 y 2020 en Argelia, Sudán, Irak y Líbano.
Armas Ciudadanas
Aunque estas manifestaciones pedían libertades democráticas, cambios políticos, económicos y sociales, en ningún país se logró dicha democracia y sí la aparición del Estado Islámico ya que este grupo terrorista ocupó varias de las plataformas digitales usadas por los protagonistas de la Primavera Árabe para hacer publicidad y propaganda. Más allá de los beneficios políticos que obtuvo el pueblo, lo interesante es que las herramientas que desencadenaron la Primavera Árabe fueron las redes sociales y, por supuesto, internet. Los teléfonos celulares se convirtieron en armas ciudadanas de información que permitieron ser testigos, impulsar y coordinar la movilización.
En Facebook se publicaban historias, se difundían videos y todo tipo de noticias totalmente fuera del alcance de las autoridades que desde siempre habían censurado y bloqueado los medios de comunicación tradicionales.
“El papel de Facebook fue determinante”, recuerda Hamadi Kaloutcha, que volvió a Túnez después de estudiar en Bélgica y que en 2018 lanzó el foro I Have a Dream (Tengo un sueño), “Podíamos publicar las informaciones ante las narices del régimen”, cuenta. Así el Gobierno policial de Zine El Abidine Ben Ali fue derrotado a una velocidad fulminante. En menos de un mes, el Presidente tunecino abandonaba el poder tras 23 años al frente de Túnez.
En Egipto, el grafiti “Gracias Facebook” inundaba las paredes del país. Todo ello, años antes de que el gigante de las redes sociales fuera cuestionado por su papel en la difusión de información falsa. La campaña en Facebook: “Todos somos Khaled Said” o “WAAKS” (acrónimo en inglés) sirvió de catalizador. Este bloguero de 28 años fue torturado hasta la muerte por policías en 2010. Fotos con el rostro deformado recorren las redes, mientras que las
autoridades afirman, sin convencer, que se ahogó tras haber ingerido una bolsa de droga durante su detención.
Alertadas por las redes, cientos de personas asisten a su funeral y, después, a manifestaciones silenciosas. A principios de 2011, el movimiento se desata y se transforma en protestas en contra el Gobierno. El bloguero Khaled Saïd se convierte en un ícono de la revuelta y Hosni Mubarak dimite en febrero de 2011, tras casi tres décadas en el poder.
Internet se erigió como un canal de apertura al mundo para que ciudadanos de todos los países supiesen qué estaba ocurriendo en Túnez, en Egipto, en Libia, Emiratos Árabes, Siria y otros países del Medio Oriente. Internet permitió que la información traspasara las fronteras nacionales y la voz internacional se hiciese eco de la cuestión.
torno del fraude electoral vinculado con la reelección de Evo Morales y con su derivación en el golpe militar que lo destituyó.
En Colombia, la resistencia masiva crea un estallido social que combina el paro nacional contra el incumplimiento de los Acuerdos de Paz de 2016, con una violencia masiva contra sectores de la ciudad y del campo. Surgen resistencias a las reformas económicas neoliberales que pretende el Gobierno de Iván Duque: la nueva ley de impuestos, de pensiones, laboral, contra la privatización de la salud y la educación. En Haití también hubo estallidos sociales durante 2019. El descontento contra el alza de los precios de los combustibles de entre el 35 y el 51 por ciento revivió la resistencia contra el denominado “racismo colonialista de larga data”. A partir de 2018, millones de haitianos se reagruparon en un movimiento antisistémico no convencional que plantea dos reivindicaciones: la dimisión del Presidente Jovenel Moïse (que fue asesinado el 7 de julio de 2021, tras cuatro años de gobierno) y la “transformación del sistema que reproduce la desigualdad social con base en el racismo y la discriminación”. Puerto Rico también registró estallidos sociales sin precedentes. Siete marchas multitudinarias a mediados de 2019 lograron la renuncia del gobernador Ricardo Rosselló. Ellas repudiaron al sistema bipartidista de Puerto Rico por su corrupción manifiesta y por la muerte de más de cuatro mil 500 personas debido a severos ciclones y sismos; se exigieron mejoras laborales y medidas para reactivar la economía de la isla caribeña. Una resistencia que desafía la presencia del poder estadounidense. Hasta en Cuba, aunque más tardíamente, se registraron las primeras protestas ciudadanas, ahogadas por la represión gubernamental pero que llegaron a los ojos y oídos del mundo gracias a las nuevas tecnologías.
El Conflicto en
Latinoamérica
Ocho años más tarde se produce un fenómeno parecido en otro extremo del mundo causado también por los mismos instrumentos, las redes sociales.
En Chile millones de chilenos manifiestan su descontento en las calles, con protestas, saqueos y vandalismo como protesta contra el aumento del precio del transporte en del Metro capitalino e inician una lucha frontal en contra del impacto privatizador de la versión neoliberal de la educación, la salud, la seguridad social, el manejo de las pensiones. Finalmente se logra un plebiscito que aprueba una nueva Constitución y la formación de una Convención Constituyente que amplíe los derechos políticos y nuevas legitimidades. En paralelo, comienza a regir un parlamentarismo de facto que limita el poder presidencial en la práctica, cada vez más desprestigiado y debilitado por su gestión errática durante los incidentes. En Ecuador durante semanas, desde las calles y desde el campo, el estallido social inunda el espacio público con demandas que cuestionan el denominado “colonialismo interno” y el “racismo” asociado al Fondo Monetario Internacional y sus políticas de ajuste-austeridad. Alrededor de la Confederación Nacional Indígena de Ecuador se centra un amplio movimiento social que cuestiona el sesgo de las políticas gubernamentales que impulsa el extractivismo y la posesión territorial de los pueblos indígenas.
En Bolivia, el estallido social surge en
Los Mayores
Usuarios del Mundo
No cabe ninguna duda de que mucho de lo que se logró en estos y otros países se obtuvo gracias a la coordinación por las redes sociales. No en vano en América Latina están los mayores usuarios del mundo, que dedican un promedio de tiempo de pantalla diario de 212 minutos, en contraposición con los países de Norteamérica con 116 minutos. Dos países
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Redes Sociales y Política El Poder de las Fake News
            












































































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