Page 29 - Enamórate de ti
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de tu autoimagen

  Reafirmemos el punto anterior: ser bien parecido es sólo un factor de lo que eres como persona. Tu

  esencia  va  mucho  más  allá.  El aspecto  físico  ni  siquiera  es  lo  más  importante  de  la  atracción
  interpersonal pasadas una o dos horas. Las personas, además de “lindas” o “feas”, también pueden
  ser  cálidas,  amables,  inteligentes,  tiernas,  seductoras,  sensuales,  interesantes,  educadas,  alegres,
  afectuosas, graciosas, estúpidas y mil cosas más. Hay gente que posee “magia”, y ese condimento es

  determinante  a  la  hora  de  establecer  relaciones  interpersonales.  En  otras  palabras:  tienes  muchas
  opciones para gustarte y dejar de insultar al espejo cada vez que te miras. Una vez más: no digo que
  descuides  tu  cuerpo  o  tu  apariencia,  más  bien  que  lo  ubiques  en  el  lugar  que  le  corresponde.
  Pregúntate  qué  más  tienes  aparte  de  huesos  y  piel.  Y  si  no  encuentras  nada  más,  pide  ayuda

  profesional.



  6. No magnifiques lo que no te gusta de ti


  Me refiero a la lupa invisible que a veces cargamos y hace que un pequeño granito se vea como una
  montaña  o  que  una  pequeña  imperfección  parezca  una  anomalía  casi  monstruosa.  Magnificar  lo
  desagradable hasta que, como un alud, sepulte lo agradable y todo se contamine. Dirigir la atención

  allí  donde  menos  nos  gusta  y  exagerarlo  nos  lleva  a  creer  que  no  tenemos  salvación  posible  y
  deberíamos  confinarnos  del  resto  del  mundo.  Un  paciente  me  decía:  “Vengo  porque  tengo  la
  preocupación de quedarme calvo”. Pensé que era una broma al ver la cabellera de aquel hombre.
  Tenía un pelo largo, negro y brillante, realmente envidiable. Cuando le pregunté en qué se basaba su

  angustia, se levantó unas cuantas mechas y me señaló un círculo de unos tres milímetros de diámetro
  encima de las sienes, en el cual la cantidad de pelo era menor que en otras partes. Luego me explicó
  que  el  dermatólogo  le  había  dicho  que  no  debía  preocuparse;  ni  siquiera  le  había  recetado  un
  medicamento. Sin embargo, él seguía con la idea de que tenía un principio grave de calvicie y por

  eso andaba todo el tiempo empujando su cabello hacia delante para disimular el “despoblado” que
  sólo él veía. Costó mucho que dejara de utilizar la lupa que se había inventado y aprendiera a poner
  sus atributos positivos en otra parte, como dentro de su cabeza y no sobre ella.




  7. Siempre habrá alguien dispuesto a amarte

  Si realmente te agradas y te aceptas, siempre encontrarás a alguien que guste de ti y sea capaz de
  amarte. El desagrado frente a uno mismo bloquea la capacidad de relacionarse, porque las personas

  que no están a gusto con su cuerpo anticipan el rechazo y evitan a los demás: muestran miedo a la
  evaluación negativa, y sus niveles de ansiedad social se incrementan exageradamente. La coquetería
  y la seducción no les pasan por la cabeza, porque se consideran ridículas en ese plan. Nunca dan el

  primer paso, y si alguien se les acerca, lo ahuyentan con sus inseguridades y prevenciones. Gustarse
  es abrir los horizontes afectivos: ¿cómo amar a quien no se ama a sí mismo? Si no te quieres, nunca
  podrías procesar, aceptar o tomar el afecto que te entregan con naturalidad y alegría.




  8. Comparación injusta
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