Page 141 - Como mariposas a la luz
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Surfeando en el “no”


                  ” Somos lo que pensamos”



                  El  día  a  día  de  un vendedor  transcurre  en  una  constante  pelea  por  mantener
                  el equilibrio emocional. Al igual que el surfista busca grandes olas para apoyarse en

                  ellas en su constante búsqueda del éxito en forma de llegada a la orilla erguido y

                  orgulloso, el vendedor deberá realizar constantes equilibrios para surcar la palabra

                  que más oye repetida, y de forma machacona, en forma de NO, y que una vez llega,
                  él intenta subirse encima de la misma para en un ejercicio de equilibrista llegar a su

                  meta final que no es otra que la venta.



                  La palabra NO en forma de No me interesa, No quiero, o ahora No, oída y repetida
                  de una manera constante, en forma de “gota Malaya” que va goteando de manera

                  lenta, repetitiva y tortuosa, acaba causando en muchos vendedores una auténtica

                  lesión en su autoestima. Seguramente, y con diferencia, es la adicción más nociva
                  que éste deberá aprender a utilizar y dominar en su vida profesional. En sus inicios,

                  en los famosos cursos de ventas, puestos en escena por auténticos “Gurús” muy

                  aficionados a la lectura, oirá el típico tópico, que como grabado en piedra, repiten

                  muchos como loros… “La auténtica venta, empieza cuando sale la palabra NO”. Viene
                  a ser como si a un soldado le dijeras… La auténtica batalla, empieza cuando te han

                  disparado.



                  Y es que hay una diferencia entre entender que el NO saldrá muchas veces, y habrá
                  que  surfear  por  encima  del  mismo  cuando  surja,  o  que  muchas  veces  podremos

                  “romper la ola” de la negación, pasando a través de ella con la habilidad que da

                  conocer diversas alternativas y argumentos. Pensar que un vendedor debe ser una
                  roca insensible, que debe soportar golpes emocionales, y entrenarse para ello con un

                  sentimiento de abnegación religiosa en bien de una profesión que es pariente del

                  “masoquismo”, es una falta de respeto a la profesión y a la persona, ya que ambas
                  cosas son inseparables, al igual que nadie trabaja para sólo recibir golpes, ni tragar

                  agua constantemente.
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