Page 145 - Como mariposas a la luz
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Funambulista de emociones
En la vida de un vendedor su constante paso por el escenario, a merced de un público
exigente y en la balanza del éxito y el fracaso, presa del guion, aderezado por la
improvisación y el instinto de supervivencia, se acaba desarrollando una competencia,
fruto de la suma de otras muchas, y es que se acaba convirtiendo en un “Malabarista
de competencias”.
El vendedor más que nadie acaba haciendo realidad aquello de que lo importante no
es tener una cualidad excepcional, y si en cambio, hacer del conjunto de tus
cualidades, ¡algo excepcional! Pero sin darse cuenta y preso de sus propias
necesidades, que emanan de sus constantes saltos, del éxito al fracaso, en plena
circulación por el vacío del miedo, se acaba convirtiendo también en una
auténtica funambulesca de emociones. Transita de la euforia al miedo a través de la
duda, de una manera constante, en una auténtica montaña rusa que le sube y le baja
del cielo al vacío.
Es de las pocas profesiones en las que puedes pasar de ganador a perdedor en una
distancia de 10 metros, lo que separa un cliente de otro. Se sentirá grande o pequeño
basado en sus resultados inmediatos sucumbiendo a sus emociones por encima de
sus razonamientos, y a veces en un desdoblamiento peligroso lo acabara proyectando
a su vida personal.
Sólo cuando entienda que el fracaso, es tan solo el condimento que da sabor al
triunfo, y que este último, es tan solo un hecho puntual, que enseña poco o nada,
será capaz de tratar a esos dos impostores, como peaje de una profesión, que todos
deben pagar, y que debe estar dentro del concepto” gastos diarios”.
A partir de ahí crecerá con los fracasos, se afianzará con los éxitos sin moverse de su
cuerda que le sujeta, y le sirve de red, para avanzar en su destino, que no es otro,
que crecer cada día, avanzar, y mantenerse firme a los caprichos del mercado.
“Cuando no sopla el viento, hasta la veleta parece fuerte”