Page 149 - Como mariposas a la luz
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En la línea de fuego
Cuantas veces en medio de la refriega diaria, a modo de batalla casa a casa, trinchera
a trinchera, en búsqueda del objetivo, ¡el vendedor se siente entre dos fuegos! A
modo de fuego cruzado entre su empresa, que más parece disparar a discreción
causando víctimas de fuego amigo, el acoso de la competencia que usa mejores
armas y el atrincheramiento del cliente. Él corre de trinchera a trinchera
protegiéndose con el único escudo de sus argumentos y la fe en que al final, lo
conseguirá. Cuando entra en zona “amiga” y se encuentra con que se ha convertido
en zona “conquistada” porque la competencia le ha desplazado su ánimo se
descompone, dividido entre el desánimo, el miedo, y la rabia.
El desánimo al pensar porque, a pesar de todos sus esfuerzos, el cliente en un acto
de vil infidelidad, se ha vendido a otro por una miserable oferta mejor sin valorar esa
relación que tanto le costó conseguir. El miedo a cómo lo explicará, sin parecer
culpabl, pues aunque él sepa que no lo es, sabe que en realidad está allí solo, nadie
ve la realidad y cuando la explique, ¡interpretaran lo que quieran! Y la rabia, ¡porque
él es la víctima! Y en realidad entre todos y en medio de ese fuego cruzado… ¡Cliente
y empresa le convierten en culpable!
Y es entonces cuando su cerebro se vuelve “reactivo” y tirara de subconsciente para
buscar en el pasado mil y una justificaciones, le hará sentir víctima de todos y de
todo y le dará mil y una explicaciones para auto convencerse y como el niño que
culpa a los zapatos de su caída le encontrará justificaciones suficientes para rendirse
a la evidencia. Solo el tiempo te enseña que eso simplemente crea lo que se llama
indefensión adquirida. Los ganadores consiguen mantenerse en su zona de influencia,
activan su instinto de luchador y no se dejan engañar por el subconsciente.
Emiten señales de alerta basándose en que ante un hecho que no puedes cambiar
saca una ventaja competitiva para el futuro. Activan su adrenalina en un acto de NO
rendición y retan al cliente, le hacen salir de su zona cómoda, hasta que este entiende
que les debe una, que no pasa nada porque hayan probado otros artículos porque lo
importante es que no cambien de asesor, de amigo que les visita, que si él gana más
con eso… ¡Él, el vendedor, también es feliz!