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PENTATEUCO
proposición, y de una porción de los diezmos (Números 18:26–28).
A pesar de la importancia del sacerdocio en Israel, durante el culto el sacerdote tenía ciertos límites desconocidos por otros pueblos. La prohibición de las imágenes no permitía la manipulación humana de la deidad. Moisés, en oposición a los cultos de la fertilidad, tampoco permitió la construcción de altares hechos de piedras labradas (Éxodo 20:24-25).
El Sumo Sacerdote
Una vez por año, el sumo sacerdote atravesaba el velo y se paraba en el Lugar Santísimo y se detenía frente al propiciatorio con la sangre de la expiación, e intercedía por el pueblo. El sacerdote no podía consagrarse a sí mismo, Moisés actuaba de Dios en este servicio, cada uno de los sacerdotes presentaba su cuerpo como un sacrificio vino para el servicio.
Justamente como Pablo quiere que hagamos nosotros (Romanos 12:1-2). Los sacerdotes estaban a cargo de los sacrificios. Los Levitas eran ayudantes y cuidaban el Tabernáculo, formaban coros, actuaban de guías e instructores en el templo. Es importante notar las palabras del capítulo 10, al comienzo mismo de la historia de las tareas del sacerdote, que hubo evidencia de fracaso.
El pecado de Nadab y Abiú (Levítico 10)
Algunos hermanos, como Caín y Abel o Jacob y Esaú meten al otro en problemas. Nadab y Abiú se metieron ambos en problemas. Aun cuando se sabe muy poco de sus primeros años, la Biblia provee abundante información acerca del ambiente en el que crecieron. Nacidos en Egipto, fueron testigos oculares de los actos poderosos de Dios en el Éxodo.
Nadab y Abiú vieron muchas veces en acción a su padre Aarón, a su tío Moisés, y a su tía María. Tenían conocimiento de primera mano de la santidad de Dios como pocos hombres lo habían tenido, y por lo menos por un poco de tiempo, siguieron a Dios de todo corazón (Levítico 8:36). Pero en un momento crucial decidieron tratar con indiferencia las instrucciones claras de Dios. Las consecuencias de su pecado fueron tremendas, instantáneas y sorprendentes para todos.
Ellos ofrecieron fuego extraño ante el Señor, que Él nunca les mando y fueron rápidamente consumidos por el fuego. Luego vemos que Aarón enmudeció, eran sus
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