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PENTATEUCO
La serpiente de bronce (Números 21:4-9)
Puesto que los edomitas se negaron a dar paso a Israel, los israelitas tuvieron que rodear la tierra de Edom tomando por una ruta larga en un desierto grande y escabroso (Deuteronomio 8:15). Desanimados por las dificultades del viaje, volvieron a murmurar. Dios los castigó enviando serpientes ardientes y venenosas que los mordieron. Pronto los israelitas se dieron cuenta de su pecado y pidieron a Moisés que intercediera por ellos. El antídoto indicado por Dios fue la serpiente de bronce.
Jesucristo se refirió a este acontecimiento como similar a su obra en la cruz (Juan 3:14-16). Pero ¿cómo es que la serpiente, un símbolo de Satanás y del mal, puede ser símbolo de Jesucristo? En efecto, no es una figura del Señor, sino del pecado cargado sobre Cristo en la cruz. La imagen de la serpiente muerta e impotente levantada en el palo simboliza la destrucción del pecado realizada por Cristo en la cruz.
Las victorias militares de Israel (Números 21:1-3, 21-35)
Aunque Israel no procuraba la guerra. Debía enfrentar los ataques de los cananeos y amorreos. Al ser atacado por el rey de Arad, que estaba situado al sur del Mar Muerto, Israel buscó la ayuda de Jehová y prometió destruir completamente las ciudades del enemigo. Dios dio la victoria a Israel y los israelitas cumplieron su promesa.
Se prohibía a Israel librar guerra contra los moabitas y amonitas, pues eran descendientes de Lot, y por lo tanto, parientes de los hebreos (Génesis19:30-38). Sin embargo, cuando los reyes de Sehón y Og negaron el paso a Israel y enviaron ejércitos para combatir, los israelitas los derrotaron y se adueñaron del territorio al oriente del Jordán.
La derrota de Sehón y Og era el comienzo de la conquista de la tierra prometida, pues Dios quería que su pueblo habitara a ambos lados del Jordán. Los cananeos se llenaron de terror al darse cuenta de que Jehová les quitaría Canaán para luego entregarlo a los Israelitas. (Josué2:9).
La intención de Balac y Balaam (Números 22:25)
Balac era el rey de Moab y Balaam es uno de los más misteriosos y extraños personajes de la Biblia; era de Petor Mesopotamia cerca del río Éufrates. Sus poderes sobrenaturales eran de gran estima por los moabitas y madianitas.
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