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  Mano a mano / Marshall Goldsmith con Lars Rebien Sørensen, en el Thinkers50 European Business Forum
 Cuando se
lidera una organización, el trabajo es tan intenso que debo reconocer que no he pensado seriamente en temas como
la soledad del directivo hasta que dejé mi cargo
que, aunque los próximos trimestres no sean muy positivos, los resultados a largo plazo serán mejores, haciendo de la em- presa algo sostenible. Podríamos hablar mucho sobre mercados de capitales, pero debería valer el decir que nuestra obliga- ción es la de asegurarnos de que toma- mos el largo plazo como algo primordial para la compañía.
M.G.: Un refuerzo a este planteamien- to se basa en la honestidad y la trans- parencia. Trabajando con un nuevo CEO de una empresa del Fortune 500, me decía que su antecesor padecía un problema clásico: make my number (o llegar a las cifras). Cuando alguien dice que no puede llegar a las cifras reque- ridas, muchos buscan a otro que las al- cance. Este nuevo máximo ejecutivo se encontró con una empresa que, por esa política de llegar a los objetivos, era un auténtico desastre. Le contesté que era muy importante ser honesto, pues si no tienes una máquina de imprimir bi- lletes, solo puedes cumplir los objeti- vos durante un breve periodo, y aquello termina siendo una estafa piramidal.
Otro de los conceptos próximos a la máxima responsabilidad es el de “la soledad del directivo”. ¿Qué opina al respecto?
L.R.S.: Esa es una de las sensaciones a las que se llega como máximo responsa- ble, es lo que se experimenta cuando de ti depende una organización entera (con sus familias, los accionistas, el impacto sobre la sociedad...). Uno se pregunta si, sinceramente, puede relacionarse y con- fiar en alguien, comentándole las preo- cupaciones y angustias del cargo. Yo lo he encontrado muy difícil, quizás por eso no soy un buen coach. Incluso fue com- plicado para mí tener esa honestidad y transparencia con mi propio presidente del Consejo de Administración, que a fin de cuentas era mi jefe. Pensaba que si le decía que estaba flipando (freaking out), él sentiría lo mismo.
Para mí, este es un tópico muy com- plejo que conlleva el cargo. Cuando se lidera una organización, la vida es todo un reto. Al mismo tiempo, el trabajo es tan tremendamente intenso que debo reconocer que no he pensado seria- mente en estos temas hasta que dejé de trabajar. Es como montar en una bicicleta, no dejas de pedalear. No tienes tiempo para reflexionar so- bre esas cuestiones personales.
Por eso, y antes de que alcancéis mi edad, os recomiendo que intentéis vi- vir una vida más equilibrada. Hay una vida después del trabajo y son muy po- cas las personas que, cuando llaman a las puertas de San Pedro, le confiesan que deberían haber pasado más horas trabajando. El pensar en esto nos hará mejores líderes.
M.G.: En relación a su responsabilidad en Novo Nordisk, me impresionan sus comentarios acerca de la importancia de encontrar la cura para la diabetes. L.R.S.: Nuestra compañía se dedica especialmente a la diabetes. En 1921, recibimos un tremendo regalo con el descubrimiento de la insulina en la Universidad de Toronto. Este regalo se trajo a Dinamarca, permitiéndonos la producción de insulina. Como con- secuencia, hemos estado trabajando durante más de 90 años con la comu- nidad golpeada por esta enfermedad debilitante y potencialmente mortal.
Cuando preguntamos a nuestros pa- cientes en todo el mundo sobre lo que querían que hiciésemos en relación a la insulina, pensamos que su respuesta sería inyectores automatizados, bombas dosificadoras..., pero la contestación fue que deseaban que buscásemos la cura.
Si nosotros somos, de verdad, una em- presa orientada a nuestros consumido- res, nuestra obligación es la de buscar la cura de la diabetes. Y esto es lo intere- sante: si se puede hacer, se hará.
Hay una gran oportunidad, y les digo a mis empleados que siempre será mejor que seamos nosotros quienes encuentren la cura, a que la encuen- tren otros. Ahora bien, es un problema complejo sobre el que trabajamos muy intensamente, y creo que algunos tra- tamientos curativos estarán disponi- bles dentro de 15 años.
M.G.: Un aspecto a tener en cuenta es que tanto el dinero como el estatus son importantes hasta cierto nivel; de nada sirven si uno no es feliz con lo que es. Por eso, objetivos como el de la cura de la diabetes son mucho más importan- tes que tener unos millones más...
Los científicos
nunca quieren darse por vencidos en sus proyectos; pero mi obligación
era saber si
un proyecto estaría listo
para el mercado, si pasaría las próximas fases de desarrollo,
y sería un medicamento lo suficientemente bueno como
para obtener un retorno
 10 { Executive Excellence no139
 











































































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