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  Opinión de expertos / Erin Meyer, profesora en INSEAD Business School y autora de The Culture Map
Cuanto más nos desplazamos
hacia Oriente, más contextualidad existe. Incluso hay una palabra en hindi que puede significar “ayer o mañana”; es decir, dentro del mismo idioma se da
la necesidad de hablar dentro de un contexto
que quería decir, entender el mensaje que transmitía entre líneas. Los países con alta contextualidad utilizan mucho el sous-entendu, mientras que en los países con baja contex- tualización, esta sería una pobre forma de comunicarse.
Los entornos anglosajones tienden a la baja contextualidad. El inglés es una lengua más literal. De entre los países anglo- sajones, los británicos son quienes más contextualidad tienen, mientras que los norteamericanos son los que menos.
Cuanto más nos desplazamos hacia Oriente, más contex- tualidad existe. Incluso hay una palabra en hindi que puede significar “ayer o mañana”; de manera que, dentro del mis- mo idioma, se da la necesidad de hablar dentro de un con- texto. Japón es el país de mayor contextualidad en la comu- nicación. La palabra “kuki yomenai” describe a alguien que es incapaz de leer el entorno o el ambiente; alguien que no percibe la atmósfera en la que se desarrolla una conversa- ción; alguien incapaz de, como dicen en Japón, “leer el aire”.
La importancia que tienen estos aspectos en el mundo de los negocios es tremenda. Un alemán me explicaba que, cuan- do celebra una conference call, hace una recapitulación verbal al final y luego envía un informe por escrito del con- tenido de la conversación. Cuando, trabajando en Francia, terminé una reunión, intenté realizar una recapitulación de
la misma, mientras que los colegas franceses sencillamente se levantan y alguno de ellos dice: e voilá. Pienso entonces ¿e voilá qué? Es llamativo cómo, en un entorno francés, la gente parece saber lo que se ha decidido y lo que hay que hacer a continuación, sin tener que llegar a todos esos niveles de cla- rificación necesarios en un entorno alemán. Una cosa que sa- bemos es que, en los países de baja contextualidad, se tiende a realizar informes por escrito de forma mucho más frecuente que en los países de alta contextualidad, donde las cosas se dejan abiertas a una interpretación verbal.
Recuerdo una presentación de un CEO danés en China. Tras ella, el responsable chino de RR.HH. de Shanghái me contaba que, durante toda la presentación, había estado escuchando con los cinco sentidos, de manera que pudiera comprender todas las capas y niveles de sentido que el CEO intentaba con- ferir a la presentación. Me decía que, tras analizarla, se pre- guntaba si era posible que no hubiese ningún sentido oculto ni ninguna sutileza en ella. Estoy segura de que el CEO se habría sentido muy sorprendido, si hubiese pensado que sus oyentes buscaban entre líneas sutilezas u otros significados.
Otro ejemplo ilustrativo me ocurrió Nigeria. Una amiga me explicaba que si tenía invitados a cenar y su hija pedía repe- tir postre, ella le diría: “Por supuesto, toma lo que quieras”, consciente de que su hija sabría, solo por su mirada, que ¡ni se le ocurriese repetir postre!
Si pensamos en la percepción en una organización global, veremos que las personas que proceden de entornos de baja contextualización protestarán respecto de quienes vienen de entornos de alta, acusándoles de falta de transparencia, de ocultar información, e incluso dirán que no confían en ellos. Por el contrario, quienes provienen de entornos de alta con- textualización argumentarán que los de baja contextualiza- ción son condescendientes, les hablan como si fueran niños y, o bien los otros no son muy inteligentes o, peor aún, pien- san que ellos no lo son. Un compañero me decía que, tras una conversación telefónica en la que se habían tomado de- cisiones, si después recibía un mensaje sobre lo acordado, sentía que no se confiaba en él.
Se producen diferentes reacciones entre las personas y, en muchos casos, no se saben las causas. ¿Qué hay detrás de esto?
Si tenemos en cuenta que Estados Unidos es el país con la comunicación menos contextualizada y que Japón está en el extremo opuesto con la comunicación más contextualizada, deberemos analizar la historia de ambos para poder encon- trar las causas de estas diferencias.
Japón es una sociedad isleña, con una población homogé- nea. Sus habitantes han vivido durante siglos en entornos de gran proximidad, habiendo llegado al punto de ser capaces de “leer el ambiente”. En cambio, Estados Unidos es un país
Los mayores malentendidos
ocurren entre
culturas altamente contextualizadas, si estas no comparten las mismas –o similares– raíces
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