Page 21 - Revista 3ES OCTUBRE 2018- II
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clas extrañas entre uno o más de la década de los noventa del siglo pasado. al cabo. Hendrix, Jannis, Lennon, Mercury y Permitamos pues escuchar
géneros, como la música de mi Copetes altos, ropa o muy holgada (sudade- compañía no aparecerían hasta que ya fuimos los sonidos del sur. Desde Ata-
Banda el Mexicano. ras y jeans) o muy justa (como aquella a la adultos. Igual, aunque hubieran llegado antes hualpa Yupanqui, Silvio Rodrí-
que llamaban payasitos); mientras bailaban a nuestras vidas, no podíamos contra lo que guez, Ana Tijoux, Major Lazer,
El extremo sur de la ciudad, Pop up the Jam, del grupo norteamericano la industria cultural nos ofrecía. Ejemplo de Die Antwoord, ACzino, Athalia,
colonizado por el consumo me- Technotronic. Ese era el consumo musical esto es que entre zapatos, rechiflas y sustan- Prisca y a cada uno de los ra-
diático, promovido por el capital con el que muchos fuimos criados. cias de dudosa procedencia huyó el grupo peros que suben al transporte
y su discurso, nos ofrecía músi- Queen del estadio Cuahutemoc de la Ciudad público, porque es esa música la
ca vacía que entretenía por mo- De igual manera recuerdo la muerte de de Puebla en 1981. Porque el sur y la periferia que realmente refleja lo que es el
mentos. Recuerdo a mis primas, Selena. La recuerdo más que la muerte de no deja de ser lo que es y el occidente mismo Sur, así con mayúsculas. Porque
mayores que yo por más de diez Cobain, que había ocurrido un año antes. nunca lo entenderá. el Sur puede ser consciente de
años, practicando aquella danza Lo recuerdo así porque en el sur no se con- lo que en él ocurre.
contemporánea que denomina- sumía Grunge, se consumía technocumbia.
ban como Jazz; las recuerdo con La muerte maldita de los veintitantos al fin y
la indumentaria propia de inicios
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