Page 29 - Revista 3ES OCTUBRE 2018- II
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Los sonidos del ayer  de una vez intentamos ha-  esa noche, la sangre bañará las calles,
          cer cambios en el mobilia-
                                    los dioses serán alimentados y su furia
 Por Cristina Ramírez  rio, pero nada termina por  no caerá- Desearía no escuchar nada,
          convencernos, así que esta  desearía  que las voces se apagaran y que
 Recuerdo, recordemos  casa parece atrapada en  la voz de ese hombre me dejara en paz.
 Hasta que la justicia se sienta entre nosotros.  la década de los sesenta.  -¿En paz?, ¿realmente crees que uno de
 (Rosario Castellanos)
              Me desnudo y me tum-  nosotros tiene paz?, ¿por qué habrías tú
 Hay sucesos que nunca se olvidan, imá-  para ir a casa, ¿con miedo?,   bo en la cama, pronto me  de tenerla?- Es el colmo que se meta en
 genes que permanecen grabadas en la  sí, no he bebido lo suficien-  quedo dormido…Bum!! Un  mis pensamientos. Cubro mi cara con la
 mente y sonidos atrapados en los muros.  te para olvidar qué día es   ruido seco me despierta de  almohada intentando apagar los sonidos.
 Eso siempre dice mi abuela, nadie con-  hoy. Me levanto y camino   golpe. Por instinto alargo
 testa, todos esquivan la mirada,  evitan la  lentamente hacia la ca-  mi mano al interruptor de      ¡Bum! Me incorporo de golpe, escucho
 conversación y ella termina por distraerse  lle. Definitivamente no es   la lámpara. -Shh, no te  personas corriendo y gritando,  una ráfaga
 con sus plantas. No es una regla escrita,  una noche común, no hay   muevas- dejo mi mano  de balas ensordece el ambiente, los cuer-
 pero todos sabemos que hay temas que  tráfico y los sonidos de la   suspendida mientras el  pos caen de golpe, miles piden ayuda,
 no se abordan en casa, al final, sólo son  ciudad parecen apagados,   sonido incrementa. Miles  pero sigue la descarga del plomo.
 sonidos de unas cuantas noches, remem-  hoy que más los necesito,   de voces murmuran, algu-  No sé cuánto tiempo ha
 branzas del ayer.  esos ruidos constantes de   nas vociferan, no distingo  pasado, me he sen-
 la cotidianidad.   lo que dicen, nunca dis-  tado en el
      Esta noche no es como todas las no-  tingo. –Esta noche, como
 ches, un viento gélido sopla y la quietud      Desde que murió la
 de las calles es desconcertante. El bar  abuela la casa parece más
 poco a poco se ha quedado vacío, apuro  vacía,  nadie ha tirado sus
 la última cerveza y pierdo la mirada en  cuadros ni sus cosas, aun-
 el espejo, ahí estoy yo, no tan borracho  que sus plantas no sobrevi-
 como me gustaría, sin el valor suficiente  vieron mucho sin ella. Más






























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