Page 101 - Cuentos para Triunfar
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Epílogo


                                              La tienda de Dios


                  En  una  oportunidad,  en  los  clasificados  del  diario  local  salió  un  aviso  que
                  anunciaba próxima inauguración: "La tienda de Dios".
                      Ante semejante anuncio, un hombre se dirigió a la dirección que figuraba
                  en el diario.
                      Cuando  entró,  enorme  fue  su  sorpresa  al  ver  que  detrás  del  mostrador
                  había un ángel; de esos con alas, plumas y todo...
                      No lograba cerrar la boca cuando el ángel le habló:
                      -  Señor, en qué puedo servirle?
                      -  Es cierto que esta tienda es de Dios.
                      -  Por supuesto.
                      -  Y es verdad lo que estoy viendo. Me refiero a que si es Usted un ángel
                          de verdad.
                      -  Así  como  me  ve.  Efectivamente  soy  un  ángel.  El  encargado  de  este
                          local.
                      -  Aaahhh...! Y dígame, que es lo que venden en esta tienda.
                      -  En esta tienda no vendemos nada, porque todo aquí es gratis. Y puede
                          conseguir lo que Usted desee.
                      -  Está seguro de lo que me dice.
                      -  Absolutamente.
                      -  De  manera  que  puedo  pedir  cuanto  quiera,  que  Usted  me  lo  va  a
                          regalar?
                      -  Exactamente.
                      Ante  el  silencio  de  aquel  hombre,  producto  de  la  sorpresa,  el  ángel  le
                  preguntó:
                      -  Va a hacer Usted algún pedido, señor.
                      -  Oh sí, por supuesto.
                      El ángel tomo lápiz y papel, y se dispuso a anotar:
                      -  Dígame Usted, señor; qué es lo que va a llevar?
                      -  Déjeme  pensar,  déjeme  pensar...  Ya  sé:  quiero  tener  una  casa
                          maravillosa.
                      El ángel repetía en voz baja mientras anotaba:
                      -  Una casa maravillosa. Ya está. Qué más señor?
                      -  Quiero tener un auto último modelo. Un Mercedes deportivo.
                      Y el ángel anotaba...
                      -  También quiero una casa en el caribe...
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