Page 18 - Cuentos para Triunfar
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Sabe que pasa, don Luis: Yo tenía un buen futuro. Trabajaba en la fábrica;
                  pero esto de la globalización me dejó sin empleo, y ahora estoy perdido...

                                       El portero del prostíbulo

                      Era  un pueblo como tantos otros, donde la gente que allí vivía se abastecía
                  de  lo  que  necesitaba  con  los  comercios  que  había.  Todos  los  comercios
                  cumplían así una función, podríamos decir, "social". Pero entre los negocios
                  del pueblo, había uno que no era muy bien visto; era El Prostíbulo.
                      Éste,  llevaba  muchos  años  funcionando.  Tan  es  así,  que  el  portero  era
                  portero porque su padre había sido el portero, y su abuelo también lo había
                  sido,  incluso  desde  que  el  prostíbulo  comenzara  a  funcionar.  De  la  misma
                  manera, el actual dueño, era dueño porque había heredado el negocio de su
                  padre, que había sido fundado por su abuelo.
                      La  cuestión  es  que  un  buen  día,  el  nuevo  dueño  del  prostíbulo  quiso
                  introducir  algunas  innovaciones  en  el  negocio,  y  le  pidió  al  portero  que
                  anotara la cantidad de personas que entraban cada noche y que escribiera las
                  respuestas a una serie de preguntas que debía hacerle a alguno de los clientes.
                      Para  asombro  del  nuevo  dueño,  el  nieto  del  fundador,  el  portero  le
                  contestó:
                      -  Verá Ud. Señor; yo no sé leer ni escribir, por lo que no podré completar
                          esa planilla que Ud. me está pidiendo.
                      -  Pues,  entonces  –  contestó  el  joven  dueño  –  no  podrás  trabajar  más
                          conmigo; de manera tal que deberás pasar por mi oficina para cobrar lo
                          que te corresponde.
                      Así fue como el portero se quedó sin trabajo en el prostíbulo del pueblo.
                  Después de dos generaciones en el mismo puesto, él se quedaba sin saber que
                  hacer.
                      Con un  poco de  dinero en  su bolsillo, y  una  familia  a  la que  mantener,
                  comenzó a pensar cómo podría seguir generando ingresos; pues no le quedaba
                  otra  opción  que  hacer  algo.  Para  colmo  de  males,  nadie  en  el  pueblo
                  necesitaba un empleado, y menos al portero del prostíbulo, hijo de portero de
                  prostíbulo, y nieto de portero también.
                      -  ¿Qué es lo que haré ahora?. ¿Cómo mantendré a mi familia?.
                         En ese momento recordó que en el prostíbulo, el también se dedicaba a
                  reparar  algunas  cosa  de  madera.  Puertas  y  ventanas  que  se  rompían,  eran
                  arregladas por él.
                      -  Tal  vez  me  deba  dedicar  a  arreglar  algunas  cosas  –  pensó  –  pero  ni
                          siquiera tengo herramientas.
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