Page 101 - Secundaria - Comprometid@s con la Historia de México - 3er Grado

Aquí no hay hipérbaton
Aquí sí hay hipérbaton
Mi bien, esta tarde cuando te hablaba
Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como vía* en tu rostro y tus acciones,
como en tu rostro y tus acciones vía,
que no te persuadía con palabras,
que con palabras no te persuadía,
deseaba que me vieses el corazón.
que el corazón me vieses deseaba.
*vía: veía.
Las cuatro frases de la columna derecha forman la primera estrofa de un soneto de Sor Juana Inés de la Cruz. Léelo completo enseguida y disfrútalo:
Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba, como en tu rostro y tus acciones vía, que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba;
y Amor, que mis intentos ayudaba, venció lo que imposible parecía:
pues entre el llanto que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.
Baste ya de rigores, mi bien, baste; no te atormenten más celos tiranos, ni el vil recelo tu inquietud contraste
con sombras necias, con indicios vanos, pues ya en líquido humor viste y tocaste mi corazón deshecho entre tus manos.
Ya desde fines del siglo XVI, Nueva España se entusiasmaba con la música popular y religiosa, y, en verdad, la creaba con gran talento. La penumbra y el silencio de un templo o de un convento dan la sensación de que sus moradores, raros individuos alejados del mundanal ruido, se la pasan sólo rezando. Hoy no lo hacen; tampoco antes lo hicieron. En la época novohispana, más de dos priores (un prior es la principal autoridad del convento) y más de tres monjas tocaban diestramente instrumentos musicales, como la vihuela o la mandolina, durante la recreación (momento de esparcimiento y descanso tomado después de la comida de medio día o de la cena). Mujeres casadas y solteras disfrutaban del canto y el baile.
La música enseñada y aprendida incluía muchas formas, desde la polifonía (música de dos o más partes sonando de manera simultánea) y las piezas al órgano de 80 mixturas (varia- ciones de intensidad y duración), hasta el canto individual acompañado de un instrumento. La música era sumamente adornada. Se cultivó en especial el villancico, con letras muchas veces en idiomas indígenas (principalmente el náhuatl) o en lengua de negros y
mulatos. Bandas populares en pueblos de indios, compuestas de chirimías,
trompetas, sacabuches y atabales daban la bienvenida o despedida a perso-
najes principales.
Más todavía, la actividad musical novohispana no se reducía a la crea- ción e interpretación de piezas musicales; también incluía la fabricación de instrumentos de música tanto popular como culta y religiosa.
Destacaron, entre otros, dos grandes músicos en el Virreinato: Manuel de Sumaya (1678-1755) e Ignacio de Jerusalem (1710-1769). Su música es considerada hoy como la culminación del estilo barroco no sólo en Nueva España sino en toda América. Sumaya, de ascendencia indígena y europea (criollo por origen étnico) compuso Parténope (1711), la primera ópera del Nuevo Mundo. Jerusalem había nacido en Italia, llegó a Nueva España en 1742. Jerusalem compuso en estilo barroco criollo y tuvo tanto éxito que sus composiciones se difundieron por toda Nueva España e incluso rebasaron sus fronteras.
Del barroco al neoclásico
Mientras que en la alejada Sierra Gorda de Querétaro se construían las misiones barrocas, con sus portadas bellísimas que han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad, en la capital de Nueva España soplaban vientos nuevos. Nos referimos a la llegada de la Ilustración con sus ideas nuevas y frescas. Ya has estudiado que la Ilustración abarcó las
Figura 2.25 Ya has estu- diado a Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695) por ser una figura muy relevante de nuestra historia. Cuando a la mujer se le negaba la posibilidad de brillar, ¡ella lo hizo y con gran lumino- sidad!
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Nueva España, desde su consolidación hasta su Independencia 101
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