Page 142 - Secundaria - Comprometid@s con la Historia de México - 3er Grado
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                           Las fábricas aumentaron y crecieron hacia finales del siglo; algunas se convirtieron en verdaderos complejos fa- briles, como los complejos textiles en Veracruz.
El mal trato y las pésimas condiciones de trabajo fueron haciendo compleja y difícil la situación de los obreros. Estaban sometidos a frecuentes abusos por parte de los patrones y a los bajos salarios que les pagaban. Arriesgaban su seguridad cada día, pues si padecían algún accidente de trabajo carecían de asistencia médica en las fábricas y de todo apoyo patronal para atención médica y medicinas. Había patrones que incluso les quitaban el único día de des- canso, los domingos; los horarios llegaban a ser hasta de 15 horas diarias; quien no cumpliera con el ritmo de trabajo era despedido. Tales circunstancias fueron convirtiendo a los obreros en un sector inconforme que, harto de ellas, también participaría en la Revolución de 1910.
Las obreras de fábricas o de cualquier taller también padecían la misma situación y aun peor por la inequidad de género: eran despedidas en cuanto se embarazaban o tenían que retirarse unos días para dar a luz; por ser mujeres, se les pagaba menos que a los varones. Cosa similar pasaba con los niños, que también trabajaban: eran maltratados con castigos físicos y recibían salarios muy por debajo de lo justo.
Rebeliones rurales, pronunciamientos, leva y bandolerismo
Tal situación injusta llevó a que surgieran rebeliones rurales, pronunciamientos, bandolerismo y a considerar la leva como solución al bandolerismo.
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perdieran el acceso a las tierras comunales, situación que provocó
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gran cantidad de estallidos populares. Durante la gestión presiden-
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cial de Porfirio Díaz, éste controló la mayor parte del territorio
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mexicano a través de los gobernadores y de los “jefes políticos”
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que fueron brazos de los gobernadores de los estados para controlar
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sus territorios y pieza esencial en la política de centralización del
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gobierno. De hecho, tanto los gobernadores como los jefes políticos
fueron los medios represivos que controlaron, a como diera lugar, los conatos de rebelión surgidos de tiempo en tiempo contra las disposiciones gubernamentales. Los “jefes políticos” tenían que ser de lealtad probada; la mayoría eran seleccionados por el presidente mismo y ocasionalmente por algunos gobernadores que debían el puesto al general Díaz. Fue mediante este recurso y mediante la
creación de las guardias rurales como se impuso el “orden”.
Uno de los casos de represión más dura ocurrió en 1879, en Veracruz, cuando un grupo se apoderó de un barco de guerra. Aunque el barco se recuperó dos días después, el gobernador de Veracruz, Luis Mier y Terán, informó al presidente acerca de lo sucedido. En respuesta recibió un telegrama que decía “Mátalos
en caliente” y así se hizo.
También se reprimió con fuerza a los campesinos de Tomó-
chic, Chihahua, que organizaron una revuelta contra una impor- tante compañía minera que deseaba apropiarse de sus tierras. El gobierno de Chihuaha terminó con el poblado y con la mayoría de sus habitantes.
Y la misma fuerza represiva se usó contra indígenas. Diversas rebeliones, como la de los yaquis y mayos fueron disueltas violen- tamente.
Rebeliones rurales
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   Las leyes agrarias liberales dieron como resultado que los indígenas
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        Figura 3.25 Esta imagen (cortesía de Miguel Gleason) te sirve para reflexionar acerca de la
vida en una enorme hacienda, la de Atlacomulco en el Estado de México. A principios del siglo XX poseía 2 200 hectáreas. Te proponemos que en grupo investiguen sobre cuáles fueron, durante el Porfiriato, las principales haciendas que hubo en tu entidad, su extensión, actividades y condiciones de trabajo. Así podrán entender mejor una de las causas del estallido de la Revolución.
         Asimismo, en la parte norte del país, en Sonora, en los alrededores de la zona del valle del río Yaqui y del río Mayo, el desarrollo y colonización presentaron grandes dificultades al gobierno de Díaz, por la oposición centenaria de los indígenas locales, principalmente las etnias yaquis: en 1887 estos focos de resistencia fueron brutalmente aplas- tados por los ejércitos del gobierno, el cual trató de emplear a los sobrevivientes como mano de obra barata en las nuevas actividades de las diferentes áreas del desarrollo económico del país. Muchos fueron obligados a ir a trabajar a Yucatán en la fincas henequeneras o en las haciendas azucareras, donde su situación fue igual a la de los miles de peones mayas que eran tratados realmente como esclavos. Los que se rebelaban eran enviados prácticamente presos a Oaxaca, a una zona de lo más insalubre llamada Valle Nacional, región tabacalera controlada por hacendados espa- ñoles, en la cual las posibilidades de supervivencia para la mayoría eran de aproximadamente un año.
142 Bloque 3

































































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