Page 148 - Secundaria - Comprometid@s con la Historia de México - 3er Grado
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                                Figura3.28 Lasmujeresorganizaronclubespolí- ticos contra la dictadura de Porfirio Díaz. Colabo- raron en la redacción de revistas, sobre todo algunas maestras cuyos nombres aún están en el anonimato.
a la Constitución de 1857, la cual había establecido que la ciudadanía a
tenía libertad para expresar su opinión oralmente o por escrito, aunque t
se opusiera el gobierno. Hubo en dicho periodo obras y artículos de s
escritores conservadores y liberales.
Cada escritor y cada periodista, según su propia postura política,
usó su pluma para defender sus ideas y su proyecto de país. Mel- chor Ocampo (1814-1861), liberal radical, es un buen ejemplo de esta politización; escribió, verbigracia: “La patria está en peligro... es hablando, no matándonos, como habremos de entendernos”. Los periódicos fueron un “campo de batalla” de las ideas; los periodis- tas escribían tanto en favor como en contra del régimen y defendían con argumentos sus posturas. Los partidos políticos utilizaron la gran fuerza de la prensa para influir en la gente. Al leer los periódicos, bue-
na parte de la población adquirió mayor conciencia política.
Al auge del periodismo también contribuyeron los avances en las
técnicas y materiales de impresión.
Los diarios liberales de mayor importancia en la segunda mitad
         del siglo XIX fueron El monitor republicano y El siglo XIX. Los periódicos conservadores de mayor circulación fueron El pájaro verde y El universal. Es importante mencionar una publicación que se editó durante 1869, llamada El Renacimiento, dirigida por Ignacio Manuel Altamirano (1834-1893), famoso escritor y político de origen indígena. Lo innovador y admirable de esa publicación fue que en ella escribieron tanto liberales como conservadores. Algunos estudiosos del periodismo en México la han considerado como un verdadero ejemplo
de trabajo editorial y político.
Vale la pena hablar de Francisco Zarco (1829-1869), figura representativa del periodismo de este tiempo. Origi-
nario de Durango, varias veces fue diputado federal y se dedicó apasionadamente al periodismo; llegó a ser secretario de Relaciones Exteriores y de Gobierno. Santa Anna lo encarceló cuatro veces por haberlo criticado. Durante la inter- vención francesa publicó artículos clandestinos en defensa del gobierno de Juárez. Por varios años dirigió El siglo XIX.
Durante el Porfiriato hubo publicaciones periódicas. El Imparcial fue el primer periódico producido de forma industrial. En éste, que es una especie de joya para los historiadores que estudian el Porfiriato, se logra muy bien la separación de la sección de noticias (información concisa) frente a las editoriales (opiniones que escriben periodistas, literatos o incluso el público lector). ¡Los anuncios son una fuente muy rica para conocer la vida cotidiana! También fue importante el diario El País, periódico conservador, y, aunque de corta vida, El Diario del hogar, dirigido por Filo- meno Mata, quien fue perseguido y encarcelado en varias ocasiones por publicar opiniones contrarias a Díaz ¡y por no dejarse sobornar por el gobierno como se dejaron casi todos los periódicos!
Asociaciones e institutos de ciencias y artes
Como también lo había sido para los criollos de Nueva España, la creación de una patria se volvió casi una obsesión para los artistas del siglo XIX. Los temas preferidos fueron los patrióticos, como batallas ganadas y perdidas, abusos e invasiones extranjeras, hechos de los gobernantes, costumbres del momento, retratos de próceres, paisajes naturales y urbanos, formas de vivir y divertirse. La primera asociación literaria de importancia en México y que tuvo ese carácter nacionalista fue la Academia de Letrán. Fundada en 1836, a ella poco a poco fueron incorporándose los jóvenes segui- dores del romanticismo, como Guillermo Prieto, Ignacio Rodríguez Galván (1816-1842), Fernando Calderón (1809- 1845), José María Lafragua (1813-1875), José María y Juan Nepomuceno Lacunza, entre otros. En medio del clima tan violento y difícil de esta época, la cultura pudo sobrevivir gracias a las asociaciones culturales. Bastaba que alguien propusiera alguna para que ésta quedara formada. Para ser admitido en ellas, el candidato debía presentar al menos un trabajo. Los socios se reunían en cualquier lugar que consideraran adecuado. Entre 1836 y 1866 se formaron en México 32; de 1867 a 1889 llegaron hasta 124; luego disminuyeron a 28 en la década siguiente. Un importante poeta de aquel tiempo, Salvador Díaz Mirón (1853-1928), hacía poemas patrióticos y los leía en tribunas.
En las décadas de 1850 y 1860 aparecen novelas costumbristas, de crítica social y de amor, de autores como Fernando Orozco y Berra (hermano de Manuel, quien fue destacado historiador), Nicolás Pizarro Suárez, José María Roa Bárcena y Juan Díaz Covarrubias. También surge el género de la novela histórica, en la cual destaca Luis G. Inclán (1816-1875) que narra sus recuerdos de juventud en haciendas de Michoacán, y la destacada novela Astucia, el jefe de los hermanos de la hoja o los charros contrabandistas de la rama (1865-1866), en la cual narra toda la problemática sobre el comercio del tabaco en México durante esa época. Otros importantes novelistas nacionalistas serían Ignacio Manuel Altamirano, con Clemencia (1869), El Zarco (1886-1888, 1901) entre otras; Tomás Cuellar y Emilio Rabasa también destacarían. Otros célebres novelis- tas y cuentistas fueron José López Portillo y Rojas (1850-1923), funcionario porfirista y gobernador de Jalisco, y Francisco Bulnes (1847-1924), ingeniero y gran periodista, miembro de los Científicos, que escribió mucho en favor del Porfiriato.
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