Page 81 - Secundaria - Comprometid@s con la Historia de México - 3er Grado
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                           eso era una falsedad: se desgastaban con el trabajo igual que los indígenas; la diferencia estuvo en que se llegó a conside- rarlos mercancías desechables que duraban aproximadamente diez años en los trabajos forzados. Todos fueron obligados a abandonar sus creencias y a convertirse al catolicismo. A finales del siglo XVIII, la población africana era el grupo mi- noritario: 0.1% de la población total y, con seguridad, el más cruelmente explotado.
La movilidad social era poco probable, es decir, las personas nacían, vivían y morían según su estatus social, aunque hubo algunas excepciones. Por ejemplo, en los alrededores de la ciudad existieron muchos españoles pobres; hubo casos de mestizos que alcanzaron prestigio social, como el pintor Miguel Cabrera o el escultor Tomás Xuáres. Exceptuados los indios caciques, que lograron ciertos privilegios, no hubo indios ni castas ricos, ni en la corte; pocos negros vivieron libres en buenas condiciones. Sin embargo, todos tuvieron en común algunos rasgos, como la misma religión, la católica, ya que el gobierno español era muy estricto en mantener esa religión como la única. En las fiestas religiosas participaba toda la sociedad, sin importar las jerarquías sociales. Otros espacios de convivencia fueron la ser- vidumbre, ya que negros e indígenas convivieron de manera cercana con peninsulares y criollos; incluso se establecían lazos de afecto, por ejemplo, entre las “nanas” o “nodrizas”, negras o indígenas, y los hijos de las madres aristócratas cuyos hijos eran amamantados por aquéllas.
Los fueros y privilegios
En Nueva España, como en los demás dominios españoles, hubo sectores sociales que gozaron de beneficios que los otros grupos no tenían. A esos beneficios se les llamó fueros y privilegios. Que alguien “tenga fuero” significa que está exento de determinadas obligaciones que tienen las demás personas. Una autoridad, por ejemplo, tiene fuero si durante el tiempo que dure su puesto político no puede ser encarcelada: es una especie de protección no para su per- sona pero sí para la posición que representa. Un fuero de ese tipo lo tienen actualmente el presidente de la República, los senadores, los diputados, y otras autoridades. Fueros tuvieron en Nueva España los militares y el clero, pues sólo podían ser juzgados por tribunales militares o religiosos y no civiles.
Los grupos que gozaban de fueros disfrutaban también de privilegios, como poseer títulos de nobleza (o nobilia- rios). Ya estudiaste en el bloque uno que éstos servían, incluso, para construirse un “palacio” o “casa señorial” que era una manera de significar un elevado nivel socioeconómico. Las familias de abolengo, es decir con ascendencia de antepasados importantes, gozaban de prestigio. Por supuesto que quienes más privilegios y títulos tuvieron fueron los peninsulares. Por ello los criollos buscaron la manera de obtenerlos, y, ni tardos ni tacaños, la encontraron: comprán- dolos. Recuerda que las reformas borbónicas limitaron mucho esas compras, lo cual inconformó a los criollos.
Las corporaciones
Los fueros marcaron diferencias entre los novohispanos y a largo plazo condujeron a un trato social desigual, que, a su vez, provocó la polarización social. Se dice que la sociedad se “polarizó”, pues así como los polos de la Tierra se hallan en sus extremos, así las posturas de los grupos sociales se fueron a los extremos.
Durante los últimos años de Nueva España, la población se polarizó también debido a las ideas reformistas de los gobernantes. La gente muy pobre no podía entrar en algunos espacios públicos por la calidad y forma de su ropa o por no llevarla, cosas que los paseantes ilustrados consideraban de mal gusto. Y es que las ideas de mejorar “la vista de la ciudad” eran inaplicables en una ciudad en la que había tantos pobres, muchos de los cuales ni siquie- ra tenían dónde dormir.
A causa de esas medidas, el malestar contra el gobierno se extendió hacia los sectores pobres. Un golpe fatal que contribuyó de manera determinan- te a la polarización de la sociedad fue el ataque al corporativismo. Ya estudiaste que el carácter corpo- rativo de la sociedad era clave para que un sistema tan desigual funcionara durante tres siglos. Recuer- da que los gremios eran corporaciones civiles (za- pateros, herreros, plateros, entre otras) y las cofra- días, corporaciones religiosas (agrupadas por una advocación religiosa); ambas escapaban al control impositivo de la Corona y, en ciertos casos, llegaron a tener poder económico (por ejemplo, el gremio de
Figura 2.10
Observa este grabado de la Plaza Mayor (1797). Muestra el proyecto para colocar la estatua ecuestre de Carlos IV en la Plaza Mayor (el actual zócalo o Plaza de la Constitución), que, según las ideas borbónicas, debería estar ordenada de tal modo que se eliminara el populoso Parián, cosa que sucedió hasta 1850. Los ricos querían que todo luciera ordenado, bello y limpio, y por eso intentaban ocultar las desigualdades. Gozaban de sus paseos a pie, pues ¡consideraban que las conversaciones al aire libre eran buenas para la salud!
          Nueva España, desde su consolidación hasta su Independencia 81























































































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