Page 11 - El Misterio de Salem's Lot
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Rhoda Curless trabaja en Portland con la Misión San Mateo. La lista de «no
desaparecidos» podría prolongarse indefinidamente.
Lo que resulta enigmático en todas estas personas encontradas es su unánime
renuencia ―o incapacidad― para hablar de Jerusalem's Lot y de lo que pueda
(o no) haber sucedido allí. Parkins Gillespie se limitó a mirar al periodista,
encender un cigarrillo y contestar: «Decidí marcharme, eso es todo.» Charles
James asegura que se vio obligado a irse porque su negocio desapareció al
mismo tiempo que la ciudad. Pauline Dickens, que trabajó durante varios años
como camarera en el Café Excellent, no contestó jamás a las preguntas que el
periodista le formuló por carta. Y la señorita Curless se niega a decir una sola
palabra sobre Salem's Lot.
Ciertas desapariciones pueden explicarse basándose en algunas conjeturas y
haciendo algunas investigaciones. Lawrence Crockett, el agente de la propiedad
inmobiliaria de la ciudad, que ha desaparecido con su mujer y su hija, deja tras
de sí varias operaciones comerciales e inmobiliarias de dudosa naturaleza, entre
ellas cierta especulación con unos terrenos de Portland donde se están
construyendo ahora el paseo y el centro comercial. El matrimonio Royce
McDougall, también entre los desaparecidos, había perdido a su hijo pequeño
ese mismo año y no había nada importante que les retuviera en la ciudad.
Podrían estar en cualquier parte, y hay otros en la misma situación. Según Peter
McFee, el jefe de policía del estado: «Hemos seguido la pista a muchas de las
personas que se fueron de Salem's Lot, pero no es ésta la única ciudad de Maine
donde la gente se ha esfumado. Royce McDougall, por ejemplo, se marchó
debiendo dinero a un banco y a dos compañías financieras... A mi juicio, no era
más que un ave de paso que decidió mejorar su suerte. En cualquier momento,
este año o el próximo, usará una de las tarjetas de crédito que tiene en la billetera
y lo atraparán en un abrir y cerrar de ojos. En Estados Unidos, las personas
desaparecidas son tan frecuentes como la tarta de manzana. Vivimos en una
sociedad centrada en el automóvil. Cada dos o tres años, la gente recoge sus
bártulos y se va a otro sítio. A veces olvidan dejar su nueva dirección.
Especialmente los vagabundos.»
Sin embargo, y pese al contundente sentido práctico de las palabras del
capitán McFee, quedan muchas preguntas sin respuesta en Salem's Lot. Henry
Petrie, su mujer y su hijo también se han ido, y sería difícil calificar de
vagabundo al señor Petrie, ejecutivo de la Compañía de Seguros Prudencial.
También el empresario local de pompas fúnebres, el librero y la esthéticienne
están en el archivo de desaparecidos. La lista alcanza una longitud inquietante.
En los pueblos circundantes se ha iniciado la previsible campaña de rumores
que es el comienzo de la leyenda. Se afirma que en Salem's Lot hay fantasmas.
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