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legitimara su acción; el segundo momento estaría ubicado al inicio de la Revolución Mexicana,
donde los planes tenían además del contenido jurídico de la legitimación, aspectos de carácter
social, que pretendían lograr una serie de reivindicaciones populares; y por último, el México
moderno, en el periodo de 1982-1988, donde aparte de contener los dos aspectos mencionados,
existe además una gran cantidad de elementos técnico-económicos.
Estos tres momentos en el desarrollo de la planeación en nuestro país, son identificados por
algunos como momentos de conflicto donde, mediante operaciones simbólicas, el concepto de
planeación ha adquirido diferentes, pero complementarios contenidos, los cuales son
recurrentemente utilizados en el discurso político, pues permiten el mantenimiento de la política
simbólica, y por lo tanto, del sistema vigente.
La planeación como ya se dijo, es la proyección del futuro que el presidente de la republica
elabora con la colaboración de las dependencias y entidades de la administración pública
federal, sujetándose para ello a lo establecido por la ley de planeación, que en su artículo 3/o.
Establece que para los efectos de esta ley se entiende por planeación nacional de desarrollo la
ordenación racional y sistemática de acciones que, en base al ejercicio de las atribuciones del
ejecutivo federal en materia de regulación y promoción de la actividad económica, social,
política, cultural, de protección al ambiente y aprovechamiento racional de los recursos
naturales, tiene como propósito la transformación de la realidad del país, de conformidad con las
normas, principios y objetivos que la propia constitución y la ley establecen. En resumen,
mediante la planeación se fijarán objetivos, metas, estrategias y prioridades; se asignarán
recursos, responsabilidades y tiempos de ejecución, se coordinarán acciones y se evaluarán
resultados dentro de la administración pública federal.