Page 125 - PORTFOLIO MARINA ZARAGOZA TERUEL
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en ellos influyen en los elementos culturales y educativos de cada persona. Las emociones son claves para la supervivencia de los individuos.
Cualquier aprendizaje que tenga componentes emocionales el cerebro lo interpretará como clave para la supervivencia y, por tanto, lo almacenará mejor y luego permitirá que se utilice con más eficiencia.
El objetivo central de la educación es ayudar a las personas a crecer en dignidad, y sin una buena gestión emocional, la dignidad propia y la que ofrecemos a los demás muy posiblemente será deficitaria.
¿Debemos dar por buena la frase “la letra con sangre entra”? Pues sí, pero no debemos aplicarla nunca.
Si se aprende con miedo el cerebro asocia el hecho de aprender cosas nuevas a la emoción del miedo, y por lo tanto, cuando ya no tengan la obligación de ir a un centro educativo, posiblemente nunca querrán aprender cosas nuevas porque solo pensar que tienen que aprender algo nuevo les generará automáticamente miedo.
¿Por qué las niñas y los niños de 4 a 11 años aprenden a aburrirse en clase? ¿Qué hay que transmitirles? Cuando los contenidos de aprendizaje no van asociados a emociones, aprenden a aburrirse. La emoción depende de qué transmitamos nosotros en todos los sentidos y de cómo lo perciben los alumnos.
Cuando un alumno empieza a ser consciente de que aprender le provoca miedo se puede “desconectar” emocionalmente de estos aprendizajes, es lo que se denomina apagón emocional.
Lo importante para el cerebro a estas edades no es la cantidad sino la calidad. No se trata de aprender muchas cosas, sino de sentir placer e interés en aprender cosas nuevas.
Entre los 4-11 años, no es tan importante lo que memorizamos, sino el hecho de aprender a memorizar cosas por el gusto de hacerlo.
¿Qué sucede si exigimos a un alumno que desarrolle una destreza académica para la cual su cerebro no está suficientemente maduro? No aprenderán hasta que su cerebro haya madurado.
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