Page 2 - MANOS COMO DEDOS DE AGUA
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Nos miramos con intensidad a los ojos, pero sin


               rabia. Atentos a cualquier movimiento. No me

               convencía esa pelea. Antes, habíamos estado


               saltando a la comba y David casi había conseguido


               irritarme.




               Recibí con firmeza dos buenos golpes en el lado

               izquierdo    de   la cara, el tercero alcancé a


               esquivarlo.​ ​Respondí​ ​con​ ​una​ ​patada​ ​en​ ​abanico.

               Sentí las exclamaciones de ánimo. Siempre que


               peleo, ocurre. Los chicos se colocan al lado del ring

               y​ ​me​ ​vitorean.
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