Page 4 - MANOS COMO DEDOS DE AGUA
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rostro y otro doblete de patada al pecho con un
salto a tiempo.
Si conseguía hacerme daño primero, David estaba
perdido. Por un segundo, lapso suficiente para mí,
él se olvidaba de su autocontrol y se preguntaba,
hasta dónde había llegado con su ataque.
Mi imagen se tornaba, en su interior, en una figura
débil. Susceptible a los avatares de la pelea.